Debe mejorar la educación
Ha quedado rezagada frente a la demanda laboral de lenguaje informático
SILICON VALLEY. El sistema educativo en el país se ha quedado muy rezagado ante un mercado de trabajo que demanda una mano de obra capaz de hablar tan bien inglés como lenguaje informático, el idioma posiblemente con más futuro y que, en su mayoría, a las nuevas generaciones aún les suena a chino.
En Estados Unidos se generan anualmente más de 130 mil nuevos empleos que requieren tener conocimientos avanzados de programación y en 2012 únicamente se licenciaron en Informática 40 mil estudiantes, según datos de la Fundación Nacional de Ciencias.
De mantenerse esta tendencia, en 2020 habrá un millón de empleos en computación que quedarán vacantes en EEUU, lo que supone un serio problema de competitividad para las empresas de Silicon Valley que ya al día de hoy contratan con voracidad personal cualificado.
No es de extrañar que sus ejecutivos presionen al Gobierno para que apruebe la reforma migratoria y deje de poner cuotas a la importación de talento extranjero. A esto se dedica la organización FWD.us, un “lobby” que tiene detrás a Mark Zuckerberg, de Facebook, Bill Gates, de Microsoft y Drew Houston, de Dropbox, entre otros.
Los tres apoyan también la plataforma Code.org que promueve la enseñanza de programación en los colegios, empezar con conceptos básicos de lógica y resolución de problemas, y que propone una serie de programas de aprendizaje gratuitos disponibles en internet.
Code.org lanzó para la semana del 9 al 15 de diciembre una ambiciosa iniciativa global que pretende despertar el interés de 10 millones de estudiantes sobre la informática.
El evento fue bautizado “Una hora de programación” y ya cuenta con alrededor de 3 millones de participantes registrados de más de 150 países, entre ellos EEUU, España y de casi toda latinoamérica.
“Fue un error enorme que se dejara la enseñanza de Informática fuera cuando se diseñaron los contenidos del sistema escolar”, aseguró la directora ejecutiva de la Asociación de Profesores de Informática (CSTA), Chris Stephenson.
Esa decisión hizo que la inclusión de esta materia quedara a discreción de las autoridades estatales, locales o educativas, lo que ha propiciado una desigualdad de oportunidades para los jóvenes.
En el centro de EEUU las clases de informática brillan por su ausencia en los colegios. Los niños del noreste y la costa oeste tienen más suerte, apuntó Stephenson, que insistió en que no es una cuestión de rentas. Todo depende de que la escuela quiera enseñar la materia.
Sirva como ejemplo que en Silicon Valley los niños no estudian informática en los colegios y solo recientemente un centro de bachillerato de Palo Alto optó por añadir esa asignatura.
Una de las dificultades es que el profesorado con preparación escasea, según comentó Lynn Langit, desarrolladora de software exempleada de Microsoft y cofundadora de “Teaching Kids Programming“, una organización que ha diseñado su propio método para enseñar programación a maestros y alumnos, que imparte clases internacionalmente.
Dada la demanda de trabajadores en el sector de la tecnología, los titulados en informática tienden a preferir un empleo en Google, Yahoo, Microsoft o Facebook antes que dedicarse a la enseñanza. Razones no faltan.
Según estadísticas del Departamento de Trabajo, un informático ganó de media más de 90 mil dólares en 2012, un 61 % más que un profesor de escuela.
Patrice Gans es una excepción. Licenciada y con un máster en Informática encontró su vocación como maestra cuando nació su hija y ahora ejerce en los Laboratory Schools, que pertenecen a la Universidad de Chicago, donde enseña conceptos de computación a niños de entre 10 y 11 años.
Gans utiliza programas visuales como “Scratch“, diseñado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) así como el robot infantil Bee-Bot, aunque la variedad de herramientas disponibles es amplísima, desde aplicaciones como “Move the Turtle“, un software como “Kodu”, “Lego WeDo” o “App Inventor“, por citar algunas.
La paternidad fue lo que también le movió a Vikas Gupta, exempleado de Amazon y Google, a fundar Play-i y desarrollar Bo y Yana, dos robots diseñados para que niños a partir de 5 años programen mientras juegan. Estos dispositivos no se comercializarán hasta el verano de 2014, pero se pueden encargar ya en internet.
Play-i puso en marcha una campaña de financiación colectiva (“crowdfunding”) que ya ha recaudado más de 700 mil dólares, lo que garantiza la viabilidad del proyecto.