Azar e influencia, el detrás de escena en el Grupo de Argentina

El equipo de Sabella encabeza la zona más accesible del Mundial; sus rivales serán Bosnia, Irán y Nigeria, y recorrerá pocos kilómetros: jugará en Río de Janeiro, Belo Horizonte y Porto Alegre

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Crédito: Copyright 2012 SA LA NACION | Todos los derechos reservados

COSTA DO SAUÍPE.- La diplomacia y las conveniencias empezaron a jugar su partido desde temprano en este sorteo para la Copa del Mundo Brasil 2014. Las conjeturas, los secretos, las reuniones. Ninguno se atrevía a decir una cosa o dar por sentado tal cuestión, pero hasta unos días antes del primer acto del certamen ecuménico no se sabía cómo iba a darse, ni muchos menos cómo saldrían las bolillas de los enigmáticos copones. A estas alturas, ni al más optimista de la delegación argentina se le pasaba por la cabeza un grupo como el F, por la categoría de sus rivales, por las distancias cercanas de traslado, porque se evita el calor del nordeste brasileño y porque, de superar etapas, el anfitrión no aparecería hasta una supuesta final. Tal vez por eso, una vez que la bolilla de Bosnia completó la zona con Irán y Nigeria, desde la primera fila del Arena Sauípe, Julio Grondona se dio vuelta para hacerle un gesto de aprobación y felicidad a Alejandro Sabella, el técnico elegido para asumir el lastre de tantos años sin coronación del seleccionado.

Desde el martes pasado, un ejército de periodistas se apostaron en el lobby del Sauípe Class, donde, según los carteles oficiales, estaban alojadas las autoridades de la FIFA. En un primer momento sorprendió cierta falta de rigurosidad de la custodia del hotel para proteger a las celebridades con poder de decisión más buscadas por los medios, pero se pensó en cierta informalidad que se pone de manifiesto en los controles por estos lados. Autoridades políticas de Brasil aparecieron en escena, pero la plana mayor de la entidad de Zurich poco y nada. Es que, a unos 38 kilómetros de Costa do Sauípe, en el hotel Tívoli, de Praia do Forte, más precisamente en sus ecorresidencias, los personajes de alto rango tenían sus habitaciones. A medida que se acercaba la fecha, se veía al francés Michel Platini, a los siempre necesitados representantes africanos, al presidente Joseph Blatter, pero el primero en llegar, a sus 82 años, fue Julio Grondona. “No tengo nada para decir, es un sorteo y todo se sabrá cuando salgan las bolillas”, decía la máxima autoridad de la AFA y el vicepresidente de la FIFA cuando algún periodista se le acercaba.

Desde el círculo de confianza de Grondona se sostiene que, palabras más, palabras menos, el poseedor del anillo del “todo pasa” le hizo saber a Blatter su malestar por el procedimiento que se había utilizado para conformar los cabezas de serie por ranking y no por el peso de los campeonatos mundiales. En las cenas entre los dirigentes más encumbrados retumbaron todos esos reproches. Algo reconocido por el hijo del presidente de la AFA, Julio Ricardo Grondona, presidente de Arsenal. “En lo reglamentario, Grondona padre sabía que la FIFA se había equivocado con los cabezas de serie y se vino una semana antes para intentar revertir la situación, pero en eso no pudo hacer nada. Pero se ve que el de arriba nos escuchó [señala al cielo] y nos dio el grupo que queríamos. Estamos satisfechos: hicimos un buen trabajo en Costa do Sauípe. Estamos contentos y ahora hay que esperar a los jugadores para tener un buen Mundial. Ahora depende de ellos”, reconoció el menor de la familia y uno de los dirigentes argentinos junto con Juan Carlos Crespi, de Boca, y Luis Segura, de Argentinos.

Después de las imágenes de los mundiales pasados, del silencio y los aplausos en homenaje a Nelson Mandela, de la presentación de las sedes, de la belleza de la presentadora Fernanda Lima, de un escenario colosal y una puesta en escena musical y colorida, comenzó el acto principal ante unos 1500 invitados. Se llenó la sala de exclamaciones cuando Italia, que quedó al margen de los europeos, cayó en la zona de Uruguay, a la que se sumaron Inglaterra y, en otro peldaño, Costa Rica. La desprolijidad está en la particularidad de que cuando sale el seleccionado charrúa entre los cuatro seleccionados sudamericanos cabeza de serie que iban a recibir el noveno puesto del Viejo Continente, no se mostraron los nombres de las otras tres bolillas que quedaron. Detalles de observación, como por ejemplo que el secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, veía los papelitos debajo de la tarima y luego los mostraba a la audiencia. Cuestiones adicionales de una ceremonia que deparó el grupo de la “Muerte” para unos y el de la “Suerte” para la Argentina, según los comentarios de los periodistas acreditados en el Arena Sauípe.

Ser testigo de las horas posteriores al sorteo que se dieron en Costa do Sauípe y compartir algunas horas con la delegación argentina que vino hasta aquí permitió respirar los mismos aires de desahogo tras los días de especulación que se traían encima. El gesto de alivio de Sabella. Y la imagen similar de su ladero, el profesor Pablo Blanco, después de una jornada larga en la que se recorrió un sinfín de sensaciones. En ese momento se vienen a la mente las palabras exactas que Carlos Bilardo utilizó el día anterior, cuando como director de Selecciones Nacionales señaló que “lo más importante para nuestra selección es el grupo que te toca más que los rivales, pues todo pasa por las distancias”. Y como salió publicado en la edición de ayer de LA NACION, la predilección de la AFA por integrar el Grupo F finalmente se concretó. El programa establece que el seleccionado debutará el 15 de junio del año próximo, nada menos que en el Maracaná, ante Bosnia; el 21 se enfrentará con Irán en Belo Horizonte, donde estará su concentración, y el 25 cerrará la zona ante un viejo conocido como Nigeria, en Porto Alegre, allí donde se sentirá casi de local por la cercanía geográfica con nuestro país.

Sucesivamente, la mano derecha de Grondona recibió el saludo de casi todos los presentes que estuvieron en el cóctel de la FIFA. Aunque no sólo lo felicitaron por los resultados del sorteo, sino que también por asegurarse uno de los mejores predios que había a disposición para los 32 participantes de la Copa del Mundo. Claro que “había a disposición” es una manera de decir, pues por gestión personal del presidente de la AFA, el predio “Cidade do Galo”, propiedad de Atlético Mineiro en Belo Horizonte, no figuraba en la lista de complejos aprobados y sólo figuró en la nómina oficial unos días después de que la Argentina se asegurara su contratación.

El murmullo por los destinos “seguros” estuvo a la orden del día, pero lo concreto es que antes de este Mundial tan significativo para Grondona todo se dio como lo deseaba. En sintonía con lo que se anhelaba desde el cuerpo técnico de Sabella, distancias cortas y rivales moderados. A medir por las reacciones argentinas finales, la película resultó mucho más favorable de lo que se esperaba.

Desde que el brasileño Cafú eligió la bolilla con el nombre de la Argentina creció el nerviosismo en la delegación celeste y blanca. El primer rival se conoció de las manos del francés Zinedine Zidane: Nigeria. El segundo estuvo a cargo del italiano Fabio Cannavaro, Irán, y el inglés Geoffrey Hurst completó el cuadro con Bosnia.

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