Suspenden por el día el diálogo sirio
Ira del Gobierno por reanudación de ayuda estadounidense a la oposición
GINEBRA, Suiza. Las negociaciones entre las delegaciones sirias se interrumpieron antes de lo previsto ayer martes en medio de las recriminaciones mutuas y la ira del Gobierno por la reanudación de la ayuda estadounidense a la oposición.
El quinto día de conversaciones se enfocó en la transferencia del poder y en la ayuda a las partes asediadas de la ciudad de Homs. Pero ha habido pocos avances para solucionar el asunto crucial de si el presidente Bashar al Assad debería hacerse a un lado y entregar el poder a un Gobierno de transición.
Lajdar Brahimi, el mediador en representación de las Naciones Unidas y la Liga Árabe, dio por terminada la sesión matutina después de que la oposición rechazó un documento presentado por la delegación oficial siria en la que se denuncia la reanudación de la ayuda estadounidense.
“Creemos que este no es el mejor regalo a la reunión en Ginebra”, dijo Faisal al Mikdad, vicecanciller sirio, al tiempo que consideró que la decisión de Washington es otra manifestación del apoyo de la Casa Blanca a los “grupos terroristas” en Siria.
“Esto demuestra una vez más que Estados Unidos no está interesado en el éxito de este proceso, y creemos que tiene que desistir de ello y dejar de afirmar que está interesado en el éxito de esta reunión”, declaró a los periodistas luego de la sesión matutina.
Las autoridades estadounidenses informaron el lunes que Washington ha reanudado el envío de ayuda no letal a la oposición siria, más de un mes después de que milicianos vinculados con Al Qaeda allanaron almacenes y provocaron una interrupción repentina de suministros occidentales a los rebeldes.
Los funcionarios dijeron que el equipo de comunicaciones y otros artículos solo están siendo canalizados a grupos opositores no armados. Sin embargo, la medida impulsa a los rebeldes de Siria, que han visto disminuir el apoyo internacional a su causa debido en gran medida a la presencia de extremistas entre sus filas.
“Cualquier idea de que apoyamos a terroristas es absurda. El régimen de Assad es un imán para los terroristas”, afirmó Edgar Vásquez, vocero del Departamento de Estado norteamericano, en un comunicado. “La brutalidad del régimen es la fuente del violento extremismo en Siria en la actualidad. Apoyamos a los opositores políticos y militares moderados que están luchando por la libertad y dignidad de todo el pueblo sirio”.
Vásquez dijo que el documento que el Gobierno sirio ofreció “muestra que el régimen está evadiendo el objetivo central de las conversaciones de Ginebra”, que es alcanzar una solución política negociada para poner fin a la guerra y al sufrimiento de los sirios.
Brahimi abrió la sesión matutina con una revisión a los principios del Comunicado de Ginebra de junio de 2012, una propuesta amplia pero ambigua respaldada por potencias occidentales y Rusia con el fin de proporcionar una base para las negociaciones. El papel de Assad en cualquier Gobierno de transición fue una línea roja que no se cruzó durante esas negociaciones, y su solución se dejó vaga. Estados Unidos y Rusia estuvieron en desacuerdo con el papel de Assad, pero de todas formas firmaron el comunicado.
Para media tarde, Murhaf Jueijati, integrante del equipo de negociadores del opositor Consejo Nacional Sirio, dijo a periodistas que las conversaciones en Ginebra serían suspendidas durante el día con el fin de darle tiempo al Gobierno a que haga su propuesta sobre el futuro del país en el contexto del acuerdo de 2012.
El Gobierno presentó un documento de trabajo el lunes sobre el futuro de Siria, que la oposición rechazó, señaló Jueijati, porque “no tenía nada que ver con un Gobierno de transición”.
“No sabemos qué esperar mañana. Van a tratar de cambiar el tema otra vez”, pronosticó.
La familia Assad, de la minoría alauita de Siria, ha gobernado el país desde 1970, atrayendo a otras minorías religiosas hacia su órbita política al tiempo que las rebeliones de la mayoría suní fueron aplastadas. La guerra civil actual comenzó en forma de protestas pacíficas con el fin de exigir mayor libertad y derechos en marzo de 2011, pero ha profundizado la división sectaria del país y eso podría incrementar las dificultades para formar un Gobierno de transición.