Un tema de derechos humanos
En el debate económico nacional sobre la disparidad de ingresos, la mujer trabajadora es el mejor ejemplo de la injusticia y la discriminación en nuestro país.
Desde hace varias décadas la mujer está ocupando con éxito numerosas posiciones laborales que antes eran territorio exclusivo masculino. Sin embargo, esta paridad no se manifiesta a la hora de la compensación, de la promoción, además de comprender y adaptar situaciones propias de su género.
Por ejemplo, el tema del embarazo expone a muchas mujeres jóvenes a la discriminación. Es más, el número de acusaciones de discriminación subió 35% en la última década, según la Comisión Federal de Igualdad en el Empleo. Este tipo de discriminación impide a las mujeres tener recursos suficientes para mantener a su familia.
También, en cuanto a los recursos, la compensación es la principal discriminación contra casi la mitad de la fuerza laboral estadounidense. A igual labor que el hombre el pago promedio que recibe una mujer es de 77 centavos por cada dolar masculino. En el caso de las latinas, las peor paga detrás de las anglosajonas y las afroamericanas, la compensación llega a 60 centavos por dolar.
Por otra parte, los recortes de presupuesto a programas sociales para los más pobres afecta desproporcionalmente a los niños y a las mujeres. Muchas de estas decisiones políticas son tomadas por legisladores hombres que arrogantemente también quieren controlar la salud reproductiva.
Todo ocurre en Estados Unidos, en donde la condición de la mujer es mejor que en otros lados, en que son compradas y vendidas en la prostitución o no pueden salir a la calle sin la compañía de un hombre, entre muchas situaciones.
En el Día Internacional de la Mujer es necesario recordar que la injusticia económica, la violencia de género y la discriminación cultural son cuestiones de derechos humanos.