Tras la equidad educativa
Hace 60 años la Suprema Corte de Justicia determinó que los niños afroamericanos gozaban el derecho a tener la misma educación que sus similares de raza blanca. Hasta el día de hoy este fallo judicial todavía no se ha hecho realidad a pesar de todos los avances logrados en seis décadas.
Las cifras dadas a conocer hace unos días por la División de Derechos Civiles del Departamento de Educación refleja la existencia de grandes disparidades educativas con los estudiantes de minorías a lo largo del ciclo educativo, lo que conduce a resultados desiguales que perjudican a los estudiantes afroamericanos, latinos y los aprendices de inglés.
Esta diferencia comienza desde la educación preescolar considerada como la base en la cual el alumno comienza a construir su educación formal. Un 60% de los distritos escolares ofrecen algún tipo de educación preescolare, de ellos más de la mitad es solo medio día, reduciéndose estas opciones en donde la mayoría de estudiantes son de minorías.
Lo mismo ocurre en cuanto a la experiencia de los maestros. Los más inexpertos, los que carecen de credenciales y los peor pagados suelen enseñar en estas escuelas. Esas, que según el análisis, tienen un déficit en la enseñanza de ciencia, tecnología y matemáticas. Un 25% de las secundarias con el mayor porcentaje de alumnos afroamericanos y latinos no ofreció Álgebra II y un tercio de ellos tampoco Química.
Esta disparidad educativa es una mala señal para el futuro de estos jóvenes y para el de nuestra sociedad, en la medida en que la influencia de las minorías crece demográficamente a lo largo de todo el país.
A este respecto California marca el camino a seguir, reasignando sus fondos estatales para educación de manera que la prioridad financiera esté en las escuelas más pobres, con más minorías y aprendices de inglés.
El Gobierno federal cumple una función importante a través de fondos y regulaciones para ayudar a los alumnos con más desventajas. Pero estos esfuerzos deben ser respaldados y ampliados por los estados para vencer esta perversa discriminación silenciosa.
