Reforma migratoria necesita un aliado como Shakespeare

Académico cree que el renombrado dramaturgo aconsejaría al Congreso de EEUU negociar un acuerdo migratorio

Washington – El renombrado dramaturgo inglés, William Shakespeare, vivió en tiempos de turbulencia social y una ola anti-inmigrante pero, si viviese ahora, alentaría al Congreso de EEUU a negociar un acuerdo migratorio, aseguró este miércoles un especialista de sus obras.

Al cumplirse este miércoles el 450 aniversario del natalicio de Shakespeare (1564-1616), Geraldo Sousa, catedrático de la Universidad de Kansas, dijo a La Opinión que el dramaturgo y poeta de Stratford-upon-Avon “simpatizaría” con los inmigrantes en EEUU.

“No diría que Shakespeare apoyaría necesariamente una reforma migratoria, pero a él le gustaba presentar múltiples perspectivas de un asunto. Sería un moderado y simpatizaría con la causa de los inmigrantes, legales o no, con o sin destrezas laborales, pero sin enajenar al otro bando”, aseguró Sousa en entrevista telefónica.

Shakespeare no era como otros escritores contemporáneos como John Milton o Edmund Spenser –que sí tenían posturas políticas en sus obras- por lo que no recetaría soluciones al problema de la inmigración ilegal, pero sí alentaría a los políticos a buscar juntos un acuerdo bipartidista, según Sousa.

Su mensaje en obras como “El mercader de Venecia”, es que “si haces comercio con el mundo, no puedes distanciarte de él, ni erigir muros fronterizos para evitar a los inmigrantes, la influencia extranjera”, continuó.

“Shakespeare diría que las fronteras siempre serán permeables, y que debemos encontrar formas de compartir la prosperidad de una economía globalizada. No es solo una cuestión económica sino un asunto de justicia social”, enfatizó el ensayista de la Universidad de Kansas.

Sousa escogió “El mercader de Venecia” para explicar la visión de Shakespeare en torno a los extranjeros, que en su época fueron blanco de una ola anti-inmigrante en Inglaterra.

La obra, escrita entre 1596 y 1598, está ambientada en Venecia, donde los extranjeros afrontaban un clima hostil y, de hecho, los residentes tenían que renovar sus permisos de estadía cada diez años.

Pero Londres estaba igual de dividida en los inicios de lo que sería el eventual imperio británico. En 1601, por ejemplo, la Reina Isabel I decretó la expulsión de las minorías raciales de Inglaterra.

En “El mercader de Venecia”, Shakespeare presenta fielmente a una sociedad beneficiada por el comercio internacional con países como México, Libia, o el área del mediterráneo, pero que también albergaba un profundo “resentimiento y sospecha de todo lo extranjero”, explicó Sousa.

De la tensión entre el deseo de los venecianos de permanecer aislados del mundo y el deseo del contacto global, lo que emerge de esa obra “es un nexo, una narrativa sobre cómo las cosas están conectadas”, argumentó Sousa, subdirector ejecutivo de la Asociación de Estudios Mediterráneos.

El asunto de la inmigración también surge en otras obras de Shakespeare, en las que describe el entorno de los extranjeros, las minorías raciales extranjeras, los que buscaban asilo por persecusión política o, como ahora en EEUU, aquellos que en su mayoría buscan su prosperidad económica.

En la actualidad, Sousa investiga el tema de la justicia social en las obras de Shakespeare, y cómo el Bardo da voz a los que no la tienen.

Maria.pena@impremedia

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