Epidemia de tos ferina
En California se reportan más de 3,500 casos de la enfermedad en lo que va del año
Las autoridades de salud de California han advertido de que el brote masivo de tos ferina se ha convertido ya en epidemia, con más de 3,500 casos hasta la fecha, por encima de las cifras registradas en todo el año anterior.
La tos ferina, según detallaron las autoridades, es cíclica y presenta sus picos más altos cada tres o cinco años.
En California se presentó en el 2010 por lo que parece que este año cumple su ciclo esta enfermedad que ha afectado en el pasado de manera muy agresiva a muchos niños hispanos.
“Uno de los problemas de la tos ferina es la facilidad de contagio entre los niños pequeños”, explicó a Efe el doctor Birden Brara.
“Si un bebé no ha sido vacunado puede sufrir el contagio de cualquier adulto que lo esté cuidando o simplemente del contacto en un sitio público, incluso en la sala de espera de un médico, donde alguien sea portador de la infección”, anotó el especialista en medicina de familia.
Según informó el Departamento de Salud Pública de California (CDPH), dos tercios de las hospitalizaciones por tos ferina en lo que va corrido del año han ocurrido en niños menores de cinco meses.
Informó que se han reportado ya dos muertes de infantes debido a la infección causada por la presencia de la bacteria “Bordetella Pertussis”.
“Pedimos a todas las mujeres embarazadas que se vacunen. También pedimos a los padres que vacunen a los niños tan pronto como sea posible”, pidió el director del CDPH, Ron Chapman.
En el 2010, se presentó en California la peor epidemia de tos ferina de los últimos 60 años, que costó la vida a 10 bebés y causó la hospitalización de más de 800 menores, la gran mayoría sin cumplir su primer año de vida.
“A diferencia de otras enfermedades prevenibles por vacunación, como el sarampión, ni la vacunación de la enfermedad de la tos ferina ofrece inmunidad de por vida”, recalcó Chapman.
“La vacunación sigue siendo la mejor defensa contra esta enfermedad potencialmente fatal”, anotó el médico al pedir que no solamente los menores sean vacunados sino también todos los adultos que están en contacto con bebés.
La dosis de tres vacunas iniciales se debe aplicar a los bebés entre los dos y los seis meses de edad, con un refuerzo entre los 15 y los 18 meses de edad y otro entre los cuatro y los seis años.
En el 2010 se registraron cerca de 9,500 casos confirmados, probables o sospechosos de la enfermedad. En ocho de las 10 muertes, los bebés habían sido revisados por su doctor o por un médico en una sala de emergencias pero inicialmente no fueron diagnosticados con tos ferina.
En la epidemia de ese año, los bebés latinos sufrieron la peor parte. Los más altos índices de infección en bebés menores de seis meses correspondieron a los latinos con 229 casos por cada 100 mil pequeños.
El promedio de contagio de la tos ferina en California en el 2010 fue de 10.3 casos por cada 100 mil personas y de 184 casos por cada 100 mil entre los menores de seis meses.
Según explica el CDPH en su campaña informativa, un caso típico de tos ferina comienza con tos y secreción nasal por una a dos semanas, seguido por semanas o meses de rápidos ataques de tos que a veces terminan con un silbido. Raramente se presenta fiebre.
“Los estudios han demostrado que la mitad de los niños con tos ferina son infectados por sus padres, en especial sus madres”, advirtió el CDPH en un instructivo sobre prevención.
Según Brara, el problema con los recién nacidos es que la vacuna contra la tos ferina incluye cinco dosis, la primera de las cuales se aplica a los dos meses de vida del bebé, aunque la protección mínima suficiente sólo se alcanza hasta la tercera dosis, alrededor de los seis meses de edad.
“Tanto los médicos como las personas responsables del cuidado de los bebés tenemos que estar muy pendientes de los síntomas iniciales que fácilmente se pueden confundir con una gripe”, advirtió el médico de familia.