Mi familia, mi fe, mi decisión

Recuerdo cuando conseguí mi primer trabajo que ofrecía seguro médico. En esos días, yo pagaba $30 o más al mes para anticonceptivos, lo que no era poco para el presupuesto de mi familia. Con mi trabajo nuevo finalmente tendría acceso a métodos anticonceptivos más económicos.

Hoy en día, tenemos la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act), la cual me proporcionó (a mí y a 27 millones de mujeres en los EE.UU., incluyendo 5 millones de latinas) acceso a los anticonceptivos sin copago.

Mi circunstancia no era ni es única. En un estudio reciente, el 57 por ciento de las latinas entre 18 y 34 años dijeron que el costo de los anticonceptivos es inasequible. Eso contribuye a los embarazos no planeados, algo que las jóvenes latinas experimentan en mayor índice que cualquier otro grupo racial y étnico del país.

Yo siempre he creído que las mujeres deberían tomar sus propias decisiones sobre su futuro, y el tema se convirtió en algo personal para mí cuando mi esposo y yo decidimos crear una familia. En nuestro mundo perfecto, queríamos tres niños

En 2009, nació nuestro primer niño. Cuando mi hijo tenía casi dos años, mi esposo y yo comenzamos a hablar acerca de tener otro bebé, y en medio de los planes nos llegó una devastadora noticia: Mi esposo tenía cáncer.

Nuestras vidas se detuvieron, al igual que nuestro plan de tener un segundo hijo. Desde el momento en que supimos el diagnóstico, todo lo que hicimos se centró en un objetivo: mantener vivo a mi esposo.

Durante esos tiempos, el uso de anticonceptivos nos proporcionó algo de tranquilidad porque nos dio la confianza de que nuestros ya agotados recursos no correrían riesgos adicionales con un segundo hijo.

Saltemos unos cuantos años. El cáncer de mi esposo está en remisión. Hemos tenido a nuestro segundo hijo. Tener el tercero todavía parece bastante fuera de nuestro alcance. Mi uso de anticonceptivos todavía es algo necesario para el porvenir de mi familia.

Pero con la decisión de la Corte Suprema cambiará todo nuevamente. Ejecutivos corporativos pueden negar a sus empleados la cobertura de anticonceptivos, a pesar de que la mayoría de los votantes estadounidenses, incluyendo el 89% de las latinas, apoyan la prestación de métodos anticonceptivos.

No puedo imaginarme la trayectoria que habría seguido mi vida de no haber podido planificar lo que más le convenía a mi familia: ejercer mi propio mandato moral como persona de fe. Hoy en día soy madre de dos niños maravillosos, la esposa de un sobreviviente del cáncer, y estoy ayudando a fortalecer el poder de latinas para defender nuestra salud, dignidad y traer justicia a la comunidad.

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