Migración divide a Murrieta

Desvían nuevamente autobús con indocumentados

Decenas de aguerridos manifestantes se quedaron con pancartas y banderas, esperando los camiones con las familias de inmigrantes que se suponían llegarían a la estación de la Patrulla Fronteriza en Murrieta, procedentes de Texas, pero que fueron desviados a Chula Vista.

“Nos habían informado que tal vez podían llegar los camiones con inmigrantes a Murrieta pero pudimos ver que finalmente no fueron destinados para arribar hoy aquí”, dijo Dennis Vrooman, capitán de la Policía de Murrietamientras abrían el tráfico hacia la calle que conduce a la estación. Agregó que no hay migrantes detenidos en la estación de la Patrulla Fronteriza en Murrieta, que no es más que una cárcel con celdas. Aunque con el apoyo de los alguaciles, la Policía custodia las calles alrededor del Centro de la Patrulla Fronteriza, poco saben sobre lo que realmente pasa con las familias de inmigrantes que son trasladadas.

Ralph DeSio, vocero de la Patrulla Fronteriza, dijo que no podía comentar sobre el destino de las familias migrantes.

Murrieta ha sido noticia nacional luego de que el 1 de julio, un convoy de autobuses con inmigrantes indocumentados que llegaba a la estación de la Patrulla Fronteriza, fue bloqueado por los manifestantes.

La ausencia de los camiones ayer no impidió que decenas de miembros del Tea Party se enfrascaran en agitadas discusiones con pro inmigrantes.

“Es una cachetada en la mejilla que traigan aquí, inmigrantes que no han seguido el proceso legal para hacerse residentes como sí lo hizo mi esposa que es mexicana”, dijo molesto Douglas Gibbs, que ha vivido en Murrieta desde 1989.

“Aún me frustra más que llamen a mi esposa una traidora, por ir en contra de los que no quieren hacer fila para hacerse ciudadanos”, agregó.

Dijo además que la cárcel de Murrieta, donde quieren poner a los inmigrantes, no está equipada para ellos. “Los están tratando como ganado. Lo que el Gobierno debe hacer es asegurar la frontera”, observó Gibbs que portaba orgulloso una bandera estadounidense.

De acuerdo a Gibbs, han acarreado inmigrantes indocumentados a Murrieta desde hace ocho meses, pero en números menores. “Esto también es un asunto de salud pública. No sabemos cuántas personas enfermas han llegado. Mi hija agarró una infección en el pie. Yo creo que de aquí salió”, dijo apuntó hacia la cárcel.

Entre gritos que pretendían acallarla, Mary Estrada, una anglosajona de ojos azules, adoptada por una familia latina, dijo tener el corazón roto por la situación de los niños inmigrantes y pidió compasión para ellos y sus familias. “Esto no es acerca de si son indocumentados o no. Se trata de abrir nuestro corazón a estos niños que han cruzado el desierto y venido a un país que no conocen”. Pero una agria réplica no tardó en llegar. “Si eres tan compasiva porque no vienes ayudar al refugio que tengo para mujeres que no tienen para comer. Primero hay que alimentar y ayudar a los estadounidenses, antes de pensar en ayudar a los extranjeros”, le respondió una miembro del Tea Party que no se quiso identificarse.

David Rico llegó con varios miembros del grupo chicano Boinas Cafés para contrarrestar el ambiente antiinmigrante. “Venimos porque cuando los niños lleguen aquí y vean por las ventanas a estos monstruos antiinmigrantes, van a tener mucho miedo, y si nos ven a nosotros, con las banderas mexicanas, y que somos chicanos, creo que se van a sentir un poquito mejor”, señaló.

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