Airbnb ya es legal en su hogar (San Francisco)
Mi último viaje utilizando el servido de Airbnb fue precisamente en su lugar de origen, San Francisco, ciudad que ha decidido hacer del servicio de renta, intercambio y “sublets” de casa, un ente legal. El maravilloso invento opera desde hace seis años en la bahía y orgullosamente destaca un número de 300,000 anuncios alrededor del mundo actualmente a través de su sitio web, y puede considerarse legal- por lo menos en uno de ellos.
La junta de supervisores de la ciudad votó para legalizar las estancias cortas en un documento legislativo que tiene más cláusulas legales de las que espero leer en mi vida, y tomó dos años llegar a su estado final de aprobación. La nueva ley tiene dos puntos importantes: los dueños de las residencias deberán pagar impuestos hoteleros y $50 para registrarse con el Departamento de planeación de la ciudad -hasta acá estamos completamente de acuerdo-, además los Airbnberos sólo podrán rentar sus espacios por un máximo de 90 días al año, ¡eso son sólo tres meses!
Dejando de lado las licencias de negocio y el permiso de la ciudad, los usuarios no están nada contentos con el límite de arrendamiento de 90 días, ah, además los dueños de las casas deberán probar que han vivido en sus residencias por lo menos 275 días del año. De nuevo, estamos de acuerdo con que el servicio de Airbnb cuente con regulaciones, pero las propuestas son un tanto extremas.
Para quienes no conocen el servicio de Airbnb, así es como funciona more or less: Si tienes un espacio extra en tu casa (llámese cuarto, futon o sofá- sí, hay bastante gente dispuesta a dormir en un sofá para ahorrar dinero) te subscribes en la página de Airbnb, pones fotos de tu casa, el vecindario y hasta de ti misma, agregas una descripción, el precio que cobras por noche y done! Esperas a que los interesados te contacten. Si, por otro lado, eres una viajera que quiere quedarse en NYC sin pagar los mínimo $300 la noche que vale un hotel, entras a Airbnb, te inscribes, buscas el cuarto que más se ajuste a tus gustos, ubicación y precio, te pones en contacto con el arrendador y listo. Todas las transacciones se realizan vía la web con tarjeta de crédito y los precios son radicalmente más baratos.
Mientras hay gente que sólo renta sus apartamentos cuando se van de vacaciones como forma de “cubrir lo de la renta”, también hay quienes arriendan su cuarto y se van a dormir al sofá del amigo para hacer algo de dinero extra, quienes viven solos o en pareja en espacios de dos o más habitaciones y convierten su espacio estratégicamente en mini hotel e incluso hay quienes tienen una propiedad completa que sólo usan para ganar dinero a través de Airbnb.
A mí personalmente me encanta: precios económicos, una experiencia más cercana a alguien que vive en el lugar que visitas, contar con alguien que te da indicaciones sobre sitios para visitar, etc. y eventualmente por qué no, arrendar mi espacio cuando yo ando turisteando por otros lares.
Airbnb aplaudió el éxito en San Francisco a través de su cuenta de twitter y sus extasiados (y menos extasiados) usuarios nos sumamos al aplauso esperando que la legalización del servicio sea una realidad cercana en todos los puntos cardinales.
Great victory today for San Franciscans who want to share their home and the city they love: http://t.co/i7o5xFAtbm #SF #SharingEconomy
— Airbnb (@Airbnb) October 8, 2014