Bolaños dejó sus personajes inmortales
Chaparrón Bonaparte: “Sabes que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos, Lucas”.
Lucas Tañeda: “No hagas caso Chaparrón, lo mismo decían de Juana”.
Chaparrón Bonaparte: “¿Cual Juana?”
Lucas Tañeda: “La loca”.
Se fue Roberto Gómez Bolaños, pero nos quedan para la eternidad sus personajes inmortales como “El chavo del 8”, “El chapulín colorado”, “El doctor Chapatín”, “El Chompiras”, “Chaparrón Bonaparte” y “Vicente Chambón”, entre los más conocidos.
Chaparrón Bonaparte es definitivamente mi personaje preferido de todos los que encarnó el cómico mexicano Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como “Chespirito”, sin embargo su personaje más emblemático es sin duda “El chavo del 8”, ese niño marginal que vivía en una típica vecindad y que convivía en ella con el eternamente desocupado “Ron Damón” y su hija “La chilindrina”” la “Alcurnienta doña Florinda” y su hijo “Quico”; La vecina solterona y entrada en años “Doña Cleotilde, la bruja del 71”; el dueño de la vecindad “Don Senón Barriga y Pesado” y su hijo “Ñoño”; “El profesor Jirafales” eterno enamorado de “Doña Florinda”, mejor conocido como “El maestro longaniza”; y el eternamente fatigado “Jaimito el cartero”.
El otro personaje que lo inmortalizó fue “El Chapulín Colorado” un superhéroe medio cobardón, no muy hábil, poco dotado físicamente pero que al final siempre se las ingeniaba para derrotar a los enemigos y hacer prevalecer la justicia.
Más de cuatro décadas después de haberse lanzado el primer capítulo de “El Chapulín Colorado” y más de tres décadas después de haberse grabado el último programa de “El Chavo del 8”, las series protagonizadas por Roberto Gómez Bolaños y su elenco todavía se transmiten en un montón de países con traducciones a 14 idiomas. Recuerdo que en los 90, brincando de canal en canal en una madrugada, encontré el programa de “El chavo del 8” en francés.
De los personajes de Roberto Gómez Bolaños y sus compañeros se han hecho análisis sociológicos profundos, se los ha acusado de promover la violencia, la incultura, la vulgaridad, la falta de valores, la lucha de clases, la falta de compromiso, atentar contra el concepto de familia, etc.
Es fácil buscarle la quinta pata al gato, pero creo que en la siquis del televidente pesa más ver a un hombre que no tiene nada partiendo una torta de jamón para compartirla con un niño paupérrimo que un coscorrón dado por una travesura; o ver a un superhéroe cobarde vencer sus propios miedos y usar su “astucia” para vencer al enemigo.
Cuestionado o no, con razón o sin ella, se ha ido Roberto Gómez Bolaños y con su muerte se apaga una vida, pero quedan para largo sus personajes inmortales. Paz en su tumba