Las protestas de los estudiantes

La sentida muerte de “Chespirito”, el hombre de la comicidad blanca, casi infantil, le dio al acosado presidente Peña Nieto un respiro, porque por varios días se ignoró su delicada situación política.

Pese a los esfuerzos innegables que el Presidente y su grupo de tecnócratas están haciendo a base de iniciativas que mandan una tras otra al Congreso, su porcentaje de aprobación sigue bajando, viéndose muy afectado por la manera en que se ha venido manejando el caso de los 43 estudiantes desaparecidos.

Es difícil de entender que a pesar de todos los recursos destinados al caso, tras dos meses no se ha logrado detener a los culpables, de lo que según yo, es un asesinato de los estudiantes.

Dentro de todo esto se presentó el “martes negro” (la semana pasada) en que hubo nuevas marchas en la ciudad de México que terminaron, como algunas de las anteriores, con actos violentos, rompiendo puertas y ventanas de negocios y bancos. Finalmente, la policía metropolitana detuvo a varios de los ofensores.

Ahora nos encontramos con que uno de los cambios que se hizo a una de las leyes del Distrito Federal descriminalizó este tipo de hechos que, solo Dios sabe porque, no se consideran graves y lo son solo cuando se dañan propiedades del gobierno. El resultado es que muy probablemente cuando usted lea estas líneas hayan sido liberados los manifestantes detenidos.

La opinión pública en México pide que quienes lleven a cabo esos actos de violencia sean seriamente castigados de manera que sirvan de ejemplo para que otros se abstengan de cometerlos.

Aquí viene una incongruencia: el Instituto Politécnico Nacional está en paro y los estudiantes estaban discutiendo con el gobierno federal las condiciones bajo las cuales volverían a clases; resulta que estando de acuerdo en todos los términos y faltando solo la firma que confirmaría los arreglos, los estudiantes rompieron las platicas poniendo como condición para reanudarlas la liberación de los detenidos por los actos violentos. No hablan para nada de su posible culpabilidad sino solamente del hecho de que uno de ellos es alumno del politécnico.

Yo he sido admirador de esa casa de estudios en la que en muchas ocasiones he sido invitado a hablar ante los estudiantes, y me da tristeza que se perjudique a todos los estudiantes prolongando el paro porque un alumno fue detenido al estar involucrado en un delito.

Es preocupante pensar que cada vez que algún estudiante de una importante institución educativa se vea envuelto en un delito y este sea detenido, se puedan suspender las clases en perjuicio de la educación en el país

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burbujas estudiantes México

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