NFL de regreso a LA: historia de nunca acabar

Hace 20 años y dos semanas, Rams y Raiders se marcharon, y hoy es el día en que la liga no regresa

De la Hoya, Villaraigosa y Magic Johnson, en un evento de 2011 en el centro de convenciones que apuntaba a que un estadio de NFL iba a ser levantado en el LA Live.

De la Hoya, Villaraigosa y Magic Johnson, en un evento de 2011 en el centro de convenciones que apuntaba a que un estadio de NFL iba a ser levantado en el LA Live. Crédito: Getty Images

El anuncio de que el actual propietario de los Rams de San Luis planea construir un estadio para 80,000 espectadores en Inglewood, le devolvió a Los Ángeles un tema de conversación desde el pasado lunes.

Stan Kroenke, quien también es dueño de equipos de la NBA, la NHL y la Liga Premier de futbol, junto con la empresa que posee el enorme terreno del ex hipódromo Hollywood Park, ya tienen en marcha su proyecto para el estadio, sujeto a la aprobación local.

El plan de Kroenke, de concretarse, abre el camino para que los Rams, inconformes con su actual estadio en la ciudad de San Luis, pudieran volver al sur de California, de donde se marcharon hace 20 años.

El interés por el tema es justificado. Sin embargo, y como bien lo saben quienes han escuchado este ‘cuento’ con anterioridad, es recomendable ser reservados.

Las razones por las que el segundo mercado de televisión más grande del país lleva tanto tiempo sin un equipo de NFL van desde la falta de un estadio moderno hasta los acuerdos entre empresarios y políticos locales, pasando por los chantajes de los propietarios de equipos.

Se dice con frecuencia que la NFL quiere tener un equipo en Los Ángeles, pero hay analistas que sostienen que a la liga le ha convenido el estatus quo porque ha facilitado la negociación de algunas franquicias con sus ciudades para obtener apoyo público específicamente en el tema de su estadio, en la idea de que si la ciudad no brindaba el apoyo requerido, la franquicia siempre podía considerar venirse a LA.

En 1987, la pequeña ciudad del Valle de San Gabriel trató de atraer a los Raiders, en una batalla con las autoridades del Memorial Coliseum, su casa, por supuestas promesas incumplidas en el tema de mejoras al inmueble. El plan de Irwindale era construir un estadio en un terreno ocupado por una de esas canteras de grava que abundan en la zona, cerca del Freeway 210. La ciudad le dio al equipo $10 millones de dólares en una especie de depósito.

Fueron casi dos años de negociaciones, cambios de giro y excusas, sin que la mudanza de los Raiders se materializara. El sueño de la NFL le costó a Irwindale alrededor de $20 millones, según estimaciones.

Anschutz Entertainment Group (AEG) ha estado en la conversación de un equipo de la NFL en el sur de California desde 2002, cuando dio a conocer sus planes de construir un estadio al lado del Staples Center. El tema se enfrió por varios años, pero volvió en 2011 y con más fuerza, cuando el Concejo de la ciudad aprobó el plan para que el estadio pudiera ser construido.

La presencia de líderes de la ciudad, empresarios y personalidades hizo creer que el retorno de la NFL era cuestión de tiempo. Incluso se anunció la intención de la aseguradora Farmers de pagar la asombrosa suma de $700 millones de dólares para obtener los derechos de nombre del estadio.

Pero no ha habido un equipo disponible que le diera mayor sustento al proyecto, y cuando Tim Leiweke, el cerebro de asuntos deportivos de AEG, dejó a la poderosa empresa en 2013, era claro que no estaba cerca un acuerdo para el arribo de la NFL al downtown angelino.

De manera absurda, la NFL le otorgó a Los Ángeles la franquicia número 32 de la liga en 1999, sujeto a una serie de acuerdos entre autoridades locales y la liga. Allí apareció la figura de Ed Roski, un magnate de bienes raíces que se volvió inversionista minoritario en equipos como Kings y Lakers, y quien planeaba la renovación del Memorial Coliseum para que sirviera otra vez como casa de un equipo de NFL.

Cuando el tema se atoró, llegó Bob McNair a Nueva York con una oferta muy lucrativa y obtuvo la franquicia 32 para Houston (los Texans). Pero Roski volvió y lanzó en 2008 su proyecto para un estadio “sustentable” en la Ciudad de Industry, 22 millas al Este de Los Ángeles. Sin embargo, la idea nunca ganó mucha popularidad, en parte por lo lejos, y al igual que en el caso del proyecto de AEG, por la falta de un equipo listo para mudarse al sur de California.

El Rose Bowl fue sede de algunos Super Bowls, el último de ellos en enero de 1993 entre Dallas y Buffalo. Pero en 2006 los ciudadanos de Pasadena rechazaron una propuesta de renovación del estadio para tratar de acomodar un equipo de NFL.

Para la gente de la ciudad, lidiar con los juegos de fútbol americano colegial, partidos de fútbol y conciertos es suficiente. El Rose Bowl eventualmente fue renovado para estar más al día.

El caso del proyecto del ex dueño de los Dodgers, Peter O’Malley, era muy interesante a mediados de los 90, con la idea de poner un equipo de la NFL en Chavez Ravine, donde se encuentra el Dodger Stadium. Pero luego O’Malley ya no contó con el apoyo de las autoridades de la ciudad que tuvieron que ceder en un tema de negociaciones con los defensores del Memorial Coliseum a cambio de buscar los apoyos que permitieran la construcción del Staples Center. El problema es que al Coliseum ya nadie quería mudarse.

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