Hablemos del mal sexo

“Sexo compro, sexo vendo, sexo arriendo”, dice la canción de la banda chilena Los Prisioneros que salió a la luz pública como sencillo en 1985, y refleja la realidad de que los seres humanos pasamos mucho tiempo teniendo, o por lo menos pensando, en sexo. Entre que los hombres aprendan un poco más sobre las necesidades sexuales de las mujeres y nosotras dejemos de asumir que ellos saben leer mentes, y comencemos a pedir lo que queremos en la cama, existe una realidad: hay muchas de nosotras que estamos teniendo mal sexo, incluso por años. Al punto tal, de que llegamos a pensar que “eso es el sexo”. ¿Cómo saber si estás teniendo mal sexo? Estas son algunas de las señales (ojo, son comunes, pero no universales).

  • No hay comunicación

Lo recalco de nuevo: ni ellos son adivinos ni todas las mujeres somos iguales. En cuestiones de sexo suele suceder que la primera vez que tenemos sexo con un chico que de verdad nos gusta, se siente genial (independientemente de la conexión sexual) básicamente porque hay anticipación y novedad. Pero si se trata de construir una buena, placentera y duradera relación sexual es bien importante que ambos aprendan a expresar y escuchar las expresiones verbales, los gestos y reacciones del otro. Si no hay comunicación, ¿cómo se hace para saber lo que nos gusta mútuamente?

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  • Tu mente está en otra cosa

A todas nos ha pasado que se nos vuela el pensamiento hacia los pendientes de la casa o la reunión del trabajo del día siguiente, una que otra vez durante el sexo, es normal. Pero si cada vez que tienes sexo terminas pensando en tu lista de mercado, es evidente que algo no anda bien. No hay manera posible de estar teniendo un orgasmo maravilloso y pensar en los colores de los esmaltes que nos vamos a comprar esta temporada al mismo tiempo. No way.

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  • Tú das todo, él casi nada

Dar es parte primordial de evitar el mal sexo. Damos con el ánimo de hacer feliz a nuestra pareja; damos porque saber que le generamos placer nos hace sentir bien; damos porque amar es dar pero así digan lo que digan, también damos con el deseo de recibir. Si tú (dentro de tus propios parámetros) cedes en cosas sexuales para satisfacer a tu pareja y a cambio sólo recibes que él ignore tus desesos, no sólo estás teniendo mal sexo, sino que estás en una relación desbalanceada.

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  • “Que acabe ya, que acabe ya…”

Si este mensaje suena en tu cabeza como disco rayado cada vez que tienes sexo con tu pareja, es bien evidente que no estás disfrutando el sexo con él. Si en vez de disfrutar a plenitud el momento de intimidad y cohesión que estás teniendo con tu pareja, sólo esperas a que acabe para ver tu episodio de Orange is the New Black la cosa va en decline.

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¿La solución? Es importante entender que muchas veces lo que sucede en la cama es el reflejo directo de lo que sucede en la relación. En otras palabras, si pasas mucho tiempo discutiendo con tu pareja, si te sientes insatisfecha, si hay problemas de celos – Todo esto puede afectar tu ánimo a la hora de tener sexo. Recuerda hablar con tu pareja, de manera tranquila pero directa y honesta, sobre las necesidades de ambos y en última instancia, no te niegues a la posibilidad de tener una vida sexual plena, tal vez, en otra relación.

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