Renuncia obispo mexicano acusado de encubrir a pederasta
Gonzalo Galván Castillo, obispo de Autlán, en Jalisco, renunció a sus labores eclesiásticas tras ser señalado por encubrir a un cura pederasta. El papa Francisco aceptó su decisión, informó el Vaticano mediante un comunicado.
Galván, de 64 años, dimitió antes del tiempo canónico establecido de 75 años por razones de salud. Su caso se dio a conocer en el 2009, recuerda Proceso, cuando un joven de 24 años denunció al cura Horacio López, de la misma diocésis, por haber abusado de él cuando tenía 11 años.
Aunque la denuncia fue formal ante las autoridades del estado, el cura solo fue trasladado a otra parroquia en donde seguía ejerciendo su papel.
Las renuncias de los obispos han aumentado desde que el papa Francisco autorizó la creación de un tribunal especial para juzgar a los religiosos acusados de “abuso de poder” y que han encubierto a curas pederastas.
En lo que va del 2015, algunos obispos mexicanos han solicitado al Vaticano la renuncia a sus cargos por diversas razones.
Entre los motivos que han provocado la salida de los clérigos es por alcanzar la edad máxima para jubilarse pero también por presuntos actos de pederastia.
El artículo 401.2 del Código de Derecho Canónico prevé que un obispo tiene que entregar la renuncia de su oficio al Papa “si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeño”, indica.
Galván Castillo nació en la ciudad de León, Guanajuato el 10 de enero de 1951. Fue elegido obispo de Aután el 26 de octubre de 2004 por el papa Juan Pablo II.
Ha sido rector del Templo Santo Domingo, Provicario General, párroco de la Parrroquia Divino Redentor y de la de San Maximiliano Kolbe. También ha pertenecido al Consejo de Asuntos Económicos, entre otros cargos.
La renuncia de Galván no es la primera que ocurre en los últimos años. Alejo Zavala Castro, obispo de Chilpancingo-Chilapa, anticipó su renuncia y solo dijo que era por causas de fuerza mayor. En Yutacán, el arzobispo Emilio Carlos Berlie Belauzarán ha sido severamente criticado por omitir presuntos casos de pederastia. En el 2010, Silvia Chávez acusó al presbítero Teodoro Baquedano Pech de haber abusado de ella cuando tenía 12 años.