Editorial: La fuga de ‘El Chapo’ Guzman

Se necesita una colaboración más estrecha entre México y EEUU

Joaquín 'El Chapo' Guzmán, en una foto tomada el 22 de febrero de 2014.

Joaquín 'El Chapo' Guzmán, en una foto tomada el 22 de febrero de 2014. Crédito: Getty | Getty

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La espectacular fuga de Joaquín “El Chapo”Guzmán de la prisión de máxima seguridad de México pone en ridículo al gobierno de Enrique Peña Nieto cuyo desprestigio creció en medio de la corrupción y las denuncias de violaciones de derechos humanos. La huida deja al descubierto la incapacidad del gobierno no solo para retener al preso más importante, sino de enfrentar al narcotráfico.

Al momento de la captura Guzmán en febrero del año pasado, el entonces embajador de México ante Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, y el también Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, rechazaron la posibilidad de una extradición express del delincuente. El argumento fue la soberanía nacional y la confianza de poder mantenerlo en tras las rejas, a pesar de que Guzmán ya se había fugado una vez.

Ahora es el hazmereir el que se cierne sobre un gobierno cuya credibilidad ya está manchada. El hecho de que la burla popular sea la reacción principal de los mexicanos por sobre la sorpresa, es indicio de la mala imagen que tiene. Es lamentable que la falta de credibilidad del gobierno colabore indirectamente a levantar la figura de un asesino como El Chapo, que con esta segunda fuga llega a la categoría de leyenda.

El narcotráfico es un problema binacional entre el consumidor Estados Unidos y el productor México. La relación entre los esfuerzos antidrogas estadounidenses y las mexicanas dejan que desear por la desconfianza y las cuestiones de soberanía. Es necesario que haya una colaboración más estrecha, si hay un delito multinacional en el que dos países trabajan para  combatirlo, también se debe usar una justicia multinacional basada en la extradición.

La figura de El Chapo como el “jefe de jefes’’ ahora se agiganta, pero la realidad es que las jerarquías en el narcotráfico no hacen a nadie imprescindible. La detención de El Chapo pareció no haber detenido la actividad del Cártel de Sinaloa como tampoco la red de personas de negocios y bancos necesarios para la operación criminal. El narcotráfico es mucho más complejo que un individuo, por más jefe que sea.

México no puede combatir solo al narcotráfico. Ya existe una colaboración con Estados Unidos pero es insuficiente para tener un impacto serio. Mientras tanto la fuga de El Chapo y la salida por la puerta grande de Rafael Caro Quintero ya son parte del legado de Peña Nieto.

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