Congreso alentó inmigración ilegal con la ley de 1965, dicen expertos

Washington.- Si EEUU es un crisol de culturas y más inmigrantes de todo el mundo siguen plantando bandera en este país, eso se debe a una singular ley de 1965 que, al acercarse a su medio siglo de vida, es, paradójicamente, en parte culpable del caos actual.
El Acta de Inmigración y Nacionalidad (INA, en inglés) fue promulgada el 3 de octubre de 1965 por el presidente Lyndon B. Johnson e implementada en 1968, como pieza clave del movimiento de los derechos civiles.
También conocida como el “Acta Hart-Celler”, la ley de 1965 liberalizó la inmigración y “niveló la cancha”  en la otorgación de visas, pero también creó el sistema que mantiene en la sombra a once millones de indocumentados y es, a su vez, un arma arrojadiza en la contienda de 2016.
Expertos consultados hoy por este diario coincidieron en que, si el sistema de inmigración está “roto”, no es por culpa de los indocumentados sino por obsoletas políticas que no ajustan a las realidades del mercado laboral.
“Sin duda, ésta fue una ley seminal que sirvió de base a nuestro sistema actual pero, sin quererlo, el Congreso también creó la inmigración ilegal porque adoptó políticas que reforzaron la seguridad fronteriza y redujeron las vías legales”, explicó Charles Foster, un asesor de alto rango durante la presidencia de George W. Bush y parte de la de Barack Obama.
“Ahora tenemos una enorme población indocumentada de México y Centroamérica porque se impusieron cuotas para América Latina, se eliminó el programa de braceros, e hicimos más difícil emigrar legalmente de esa región. Hace falta un mecanismo legal para que los inmigrantes puedan atender la escasez de mano de obra”, agregó Foster, presidente de Foster LLP en Houston, una de las firmas legales más grandes del país.
Por su parte, el abogado neoyorquino, Matthew L. Kolken, afirmó que el INA de 1965 produjo una “migración en cadena” que, debido a la reunificación de familias, triplicó la inmigración legal en tan solo tres décadas.
“Desafortunadamente, el resultado es un sistema saturado de solicitantes que deben aguantar demoras por años para inmigrar legalmente, y muchos lo hacen de forma ilegal para aliviar el quebranto de sus familias”, observó Kolken, quien denunció la continua deportación de indocumentados.

 Cuotas y restricciones

Antes de 1965,  EEUU era un país más blanco y euro-céntrico debido al trato preferencial que, bajo una ley de 1924, recibían inmigrantes del norte de Europa, en detrimento de los de Africa, Asia y el Medio Oriente.
Con la excepción de América Latina, bajo la ley de 1924, cada nacionalidad recibía un tope de visas por año, pero el sistema era tan arbitrario como discriminatorio, según argumentaron los griegos, polacos,  portugueses e italianos de esa época.
En 1963, al enarbolar la causa de una reforma migratoria, el propio presidente John F. Kennedy dijo que el sistema de cuotas bordaba en lo “intolerable”.
La posterior explosión demográfica de inmigrantes de países subdesarrollados fue producto de la ley de 1965 y de políticas de reunificación familiar y de bienvenida a extranjeros con altas destrezas laborales y a refugiados políticos.
Si en 1965 los blancos conformaban el 85% de la población nacional, éstos ahora van camino de convertirse en minoría para el año 2042.

Las lecciones de INA

El INA de 1965, impulsado entonces por el fallecido senador demócrata, Ted Kennedy, cambió de forma irreversible el rostro de EEUU, alterando su economía e instituciones sociales. Ciudades y estados con cero población asiática, por ejemplo, paulatinamente se fueron llenando de inmigrantes de ese continente y sus negocios.
“La primera gran lección de esta ley es que el restringir la inmigración legal lo que hace es incrementar la ilegal… la solución al problema actual no yace en los extremos –deportación masiva o fronteras abiertas- sino en el centro, pero  los políticos no se ponen de acuerdo”, señaló Alex Nowrasteh, analista de política migratoria del conservador Instituto Cato.
La segunda lección, añadió Nowrasteh, es que ni Johnson ni la élite política pudieron anticipar las consecuencias de la ley, en particular el constante flujo de inmigrantes de todo el mundo y una demanda de visas superior a la oferta.
Para Nowrasteh, la popularidad del magnate Donald Trump en la contienda solo responde a un movimiento anti-inmigrante que es cada vez menor pero más “estridente, furibundo y extremista”.
En 1995, el 66% de los estadounidenses apoyaba restringir la inmigración legal y, una década después, la cifra bajó al 38%.
Paradójicamente, el sistema creado para reunificar a las familias ahora mantiene separados a familiares que deben esperar años, sino décadas, para la aprobación de una visa.

La inmigración en EEUU, en cifras:

• Hay 41 millones de extranjeros en EEUU, que conforman el 12,9% de la población total.
• Los inmigrantes tienden a tener un espirítu emprendedor, y éstos, o sus hijos, han establecido el 40% de los negocios de la lista Fortune 500.
• Los alivios migratorios estacandos en los tribunales ampliarían el Producto Interno Bruto (PIB) del país por un total cumulativo de $230,000 millones en la próxima década.

• Con la expansión de la economía, los ingresos de los estadounidenses aumentarían de forma cumulativa por unos $124,000 millones en diez años, y se crearía un promedio de 29,000 empleos por año.

• Los inmigrantes indocumentados pagaron unos $11,840 millones en impuestos locales y estatales en 2012. Con la puesta en marcha de los alivios migratorios los ingresos por la recabación de esos impuestos aumentarían por unos $845 millones por año.

Fuentes: firma legal Foster LLP, Oficina del Censo