Editorial: La crisis humanitaria en Europa

Se necesita un esfuerzo coordinado y continental para recibir a los refugiados sirios

Un inmigrante muestra su pasaporte durante una manifestación en Budapest, Hungría.

Un inmigrante muestra su pasaporte durante una manifestación en Budapest, Hungría. Crédito: EFE

La cruenta guerra en Siria está produciendo una gigantesca ola de refugiados que pone a prueba la estructura de la Unión Europea. A la inmigración africana que lleva tiempo haciendo presión desde el agua sobre la política migratoria europea, se le suma los que huyen por tierra de la guerra sectaria lanzada por el extremismo islámico, que está desintegrando los mapas post-coloniales en el Medio Oriente.

Este es el resultado de los descalabros estadounidenses de la década pasada que ayudaron a desencadenar una guerra religiosa en Irak, mezclado con la primavera árabe que condujo a la guerra civil en Siria. La aparición y fortalecimiento de ISIS introdujo un nivel de crueldad suficiente como para aterrorizar a los civiles. Sus únicas alternativas son la interminable espera en los campos de refugiados o buscar un horizonte nuevo para reconstruir su vida.

La reacción colectiva europea está dividida ante esta crisis. Alemania puso el ejemplo humanitario aceptando 800,000 refugiados, mientras que el resto mira temeroso a los refugiados que hacen todo lo posible para llegar a territorio germano. El contraste es Hungría, la puerta física de la entrada a Europa que quiere frenar el ingreso de extranjeros con cercos fronterizos, mientras que la presencia de miles de refugiados en sus estaciones de trenes despiertan agresiva reacciones nacionalistas que se alimentan de una mala economía junto al  resentimiento hacia los inmigrantes.

La coordinación europea es fundamental porque la crisis pone en peligro uno de los principales logros de la Unión, como lo es el libre movimiento de individuos a través de las fronteras de las naciones que la integran. Alemania es hoy la puerta para el ingreso legal de los cientos de miles de refugiados sirios a Europa que, según las normas actuales, después de ser aceptados tendrán la libertad de moverse a sus anchas por otros países.

Es urgente que Europa en una manera coordinada y generosa reciba a estos refugiados. Hasta ahora salvo excepciones, como Alemania, se ha subestimado el impacto de los cientos de miles de refugiados que están arribando. La falta de una reacción positiva conducirá a más tragedias en esta crisis humanitaria y a consecuencias inesperadas porque, como ya sabemos, no hay nada que detenga al refugiado o inmigrante que huye para salvar su vida y la de su familia.

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