Entre el Papa Francisco y Donald Trump
Afortunadamente, la visita del Papa alejará los reflectores de Trump por una semana
Con todo respeto sea dicho, hemos estado “empapados” estos días y todos los medios de comunicación se han dedicado a mostrar diferentes aspectos de la importante visita del papa Francisco a Cuba y especialmente a los Estados Unidos.
Es innegable que el éxito obtenido por el Papa en su corto mandato está fincado en su sencillez, algo que el copetón de Donald Trump debería aprender. Tal vez Trump también se dé cuenta que hablar en español no es un delito y que en este país hay millones de personas que lo hablan.
El Papa Francisco sin duda une a todos los latinos una vez más pero por razones positivas, no como la unión generada por Trump al atacarnos y criticarnos.
Afortunadamente, la visita del Papa alejará los reflectores de Trump por una semana, después de la cual, espero que el precandidato Trump y su demagogia siga perdiendo peso y su popularidad baje.
Destacan para mi gusto, entre las muchas declaraciones del Papa, aquellas que se refieren a los “marginados”, o sea todos aquellos que por una razón u otra no están incluidos en los procesos económicos y sociales del país y que, desde el punto de vista humanitario, debieran ser incorporados.
Los despliegues de seguridad en todas las presentaciones públicas del Papa han sido impresionantes, y no es para menos, porque en este país en que la gente puede comprar fácilmente caramelos y pistolas, es posible que haya alguien, como los ha habido con anterioridad, que por razones difíciles de entender, quisiera acabar con una figura tan excepcional como la del actual Papa Francisco.
En muy pocas ocasiones una persona puede ser tan importante como este Papa lo es, a base de no querer serlo, a base de no querer imponer su investidura, y a base de interesarse por los que no tienen y por los niños, que son el futuro de toda sociedad.
No conozco a ninguna persona, ni artista, ni deportista, que pueda llenar las calles de gente que se conforma con solo verlo. Quienes tienen la fortuna de conocerlo, dan cuenta que es un hombre sumamente inteligente y preparado pero modesto. Es un hombre que expresa conceptos complicados muy claramente y que en esa simpleza les quita la complicación.
Por supuesto que no falta quienes lo acusan de comunista por su preocupación por los pobres. También es criticado por algunas de sus posturas ideológicas, pero no cabe duda que la opinión generalizada en este país es muy favorable hacia él.
Me hago una pregunta que no me puedo contestar o imaginar: ¿qué pasaría si el bocón de Trump hablara con el Papa?