Los límites de la guerra en Siria
El peligro es caer en un escenario militar del cual no se puede salir.
El envío de soldados estadounidenses a Siria inyecta una nueva preocupación en una región dividida por facciones combatientes y diversos intereses geopolíticos internacionales. Es inevitable, dada la historia estadounidense en este tipo de conflictos, temer que lo que comienza con un grupo de asesores militares y operativos especializados, conduzca a una mayor intervención de la cual no hay salida.
La crisis en Siria comenzó con la “primavera árabe” que a diferencia de Libia y Egipto el levantamiento popular no derrocó al dictador Bashar Al-Assad, sino que condujo a una cruenta represión y guerra civil. Mientras tanto, en el noroeste de Siria, los extremista islámicos sunitas declararon un Califato en tierras sirias e iraquíes que amenaza tanto al gobierno de Damasco como al de Bagdad.
La administración Obama desde el inicio respaldó a los rebeldes más moderados y abogó por el derrocamiento de Al-Assad. El estancamiento del conflicto, en parte por dudas de la Casa Blanca, condujo a que Vladimir Putin salga en defensa Al-Assad, reviviendo la alianza estratégica entre la Unión Soviética y Siria de la Guerra Fría, contradiciendo el deseo de Washington de bajar al líder sirio. Luego está el conflicto shita y sunni que tiene por un lado a Irán e Irak en un bando y a ISIS y Arabia Saudita en el otro respectivamente.
A todo esto millones de sirios huyen de la guerra creando una crisis humanitaria que parece no tener fin. La internacionalización del conflicto es una tragedia para su población civil ya que vuelven a ser los peones en un ajedrez entre Moscú y Washington, y la presa de los fanáticos religiosos.
Estados Unidos y Rusia ya acordaron cómo manejarse en el espacio aéreo sirio para evitar colisiones entre sus bombarderos. Ahora los kurdos reciben los asesores de Washington en su guerra con ISIS, mientras que los iraníes junto a Rusia ayudan Al-Assad. Este es un conflicto con muchos frentes de combate y combatientes con diversos intereses en mente que se entrecruzan creando uno de los escenarios más peligrosos del mundo.
Hay que tener claro los límites de la acción estadounidense y la posibilidad de captura de sus efectivos por parte de ISIS, con lo que esto significaría. La meta es combatir el extremismo islámico, mantener una presencia geopolítica y fundamentalmente no caer en un espiral de acontecimientos que empantanen estos esfuerzos.