Honran a mexicano que luchó contra la segregación en escuelas de California

Un busto conmemora la lucha de Lorenzo A. Ramírez por terminar con la segregación en las escuelas de California

Silvino Ramírez junto a un busto conmemorativo de su padre, Lorenzo Ramírez, develando en Orange, California.

Silvino Ramírez junto a un busto conmemorativo de su padre, Lorenzo Ramírez, develando en Orange, California. Crédito: Felipe Chacon | EFE

Setenta años después de iniciar la defensa de los derechos de las minorías en las escuelas de Estados Unidos, el mexicano Lorenzo A. Ramírez fue reconocido hoy en el condado de Orange, California.

“Antes las escuelas estaban separadas, pero no por un distrito, sino por una vulgar segregación. Estaban un lado de la otra y mi padre no quería que sus hijos sufrieran eso”, declaró hoy Phyllis Ramírez, hija del inmigrante mexicano homenajeado.

Ramírez fue uno de los cinco padres de estudiantes latinos que luchó para que sus hijos asistieran a las mismas escuelas que los niños blancos.

En 1944, el mexicano, oriundo de Jalisco, se mudó a trabajar a un rancho de El Módena (ahora ciudad de Orange) junto a su esposa y sus hijos.

No obstante, cuando quiso inscribir en la escuela a sus tres hijos mayores, Ignacio, Silvino y José, le dijeron que los niños deberían asistir a un plantel dedicado a estudiantes mexicanos.

El Instituto Lincoln estaba separado por un campo de fútbol de la Escuela Roosevelt, donde asistían los niños blancos.

La justificación de las autoridades escolares de la época era que los niños mexicanos no hablaban inglés, aunque muchos de ellos eran nacidos en suelo estadounidense y dominaban el idioma.

A sus 82 años, Silvino Méndez recuerda como tampoco era aceptado por los niños de la escuela mexicana porque hablaba inglés.

“Los chicos de la escuela trataban de golpearme, pero yo no podía ir a la escuela blanca porque me dijeron que allí tampoco pertenecía”, contó.

Junto a la familia Ramírez, a pocas millas de El Módena, en la ciudad de Westminster, los hijos del mexicano Gonzalo Méndez sufrían la misma discriminación en una escuela donde los estudiantes de origen hispano debían estudiar en pupitres deteriorados y utilizar los restos que no servían a los planteles de los menores blancos.

Dispuestos a luchar por el derecho de sus hijos, Ramírez se unió a Méndez y a otros tres padres de familias indignados, William Guzmán, Frank Palomino y Thomas Estrada.

Los cinco decidieron llevar su protesta a los tribunales y en 1945 sometieron una demanda por discriminación en contra de cuatro Distritos Escolares de California: Westminster, Santa Ana, Garden Grove y El Módena.

El 18 de febrero de 1946 un juez de Los Ángeles falló a favor de los niños hispanos y mexicanos, asegurando que los menores no tenían que ser discriminados por su origen o raza y podían asistir a la escuela que quisieran.

No obstante, a pesar del fallo, los distritos decidieron continuar la pelea en un caso que se hizo famoso con el nombre de Méndez vs Wesminster que llegó hasta la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito. Un año después, la corte federal ratificó la decisión a favor de los estudiantes hispanos.

El caso abrió el camino para que en 1954, la Corte Suprema de Justicia prohibiera la segregación de los afroamericanos de las escuelas donde asistían estudiantes blancos.

Phyllis Ramírez toca el busto conmemorativo de su padre, Lorenzo Ramírez, develado en Orange, California.
Phyllis Ramírez toca el busto conmemorativo de su padre, Lorenzo Ramírez, develado en Orange, California.

“Eran tiempos muy complicados. Si hablabas español te pegaban, porque era el idioma de los trabajadores, fue una lucha muy larga que ayudó a nuestros niños y que muchos no saben que se dio”, apuntó Phyllis Ramírez.

En la misma tierra que hace 70 años no quería dejar que los hijos de Lorenzo A. Ramírez estudiaran, hoy la Biblioteca del Colegio Comunitario Santiago Canyon lleva el nombre del mexicano.

También se develó un busto en honor a la lucha de este latino que tuvo 11 hijos que siguen viviendo en el Sur de California tratando de conservar el legado de su padre.

“Hay que tener coraje para luchar por lo que merecemos, tenemos que tomar ejemplo y saber que se necesita perseverancia y no debemos quedarnos callados”, indicó Phyllis Ramírez.

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