Hay más empleo pero somos más improductivos

El pico tecnológico y el paso de una economía de producción a una de servicios dificulta la mejora

La productividad en el primer trimestre se contrajo un 0.6%./Shutterstock

La productividad en el primer trimestre se contrajo un 0.6%./Shutterstock Crédito: Shutterstock

Aunque en mayo no hubo grandes avances en creación de nuevos trabajos la tasa de desempleo cayó al 4.7%. El problema es que los trabajadores cada vez somos más improductivos. No lo dice quien firma esta nota sino las estadísticas del departamento de Trabajo que recalcan que la producción por hora de cada trabajador se contrajo en el primer trimeste un 0.6% (algo menos que el 1% calculado en una primera estimación). Trabajamos más pero producimos menos, es decir, nuestro rendimiento económico es más bajo. Y es algo que no es nuevo.

En los últimos seis trimestres, solo dos de ellos han registrado un crecimiento de la productividad, de hecho en el último del año pasado el retroceso fue del 1.7%. La buena noticia es que comparando el primer trimestre de este año con el pasado el ritmo de crecimiento es aún positivo, un 0.7%. Para los trabajadores, la otra buena noticia es que ha aumentado la compensación por horas de los trabajadores a un ritmo del 3.9% entre enero y marzo. Los costos laborales, que indican lo que cuesta a la empresa la mano de obra por la producción que tiene, ha avanzado a un ritmo del 4.5%.

La mejora de los salarios es una de las pinceladas que faltaba para completar el cuadro del avance laboral tras la Gran Recesión porque hasta hace meses los salarios se han mantenido muy planos sin reflejar la salida de la crisis.

¿Y esa productividad es mucho o poco?

Poco. En los años en los que EEUU creció más rápidamente, tras la II Guerra Mundial, la productividad de los trabajadores rondaba el 2% y esta era indiscutiblemente la primera economía del mundo. En los últimos años se ronda el 1% y el crecimiento económico está siendo mucho más bajo como promedio. El potencial de crecimiento, es decir, la capacidad que tiene una economía de avanzar, se reduce.

¿Por qué nos tiene que preocupar?

Porque refleja la rebaja de crecimiento y pasa factura a las cuentas de las empresas ya que les resulta más caro tener beneficios. Esa es una de las causas por la que los salarios no han subido mucho más pese a la creación de empleo, según señalan los economistas de Barclays. Mayores costes a la producción (laborales o por las materias primas o por la razón que sea) rebajan los beneficios de las empresas y con ello las inversiones creando un cículo vicioso que finalmente puede afectar a la creación de empleo y a la calidad de vida. Es una espiral complicada de deshacer.

Y ¿Por qué pasa?

Hay varias teorías. Una de las más populares es que esto es resultado de la transición de una economía de producción manufaturera a otra de servicios que tiene la productividad más limitada. Otra es que se ha llegado al pico de la eficiencia en las mejoras tecnológicas. Una tercera teoría es que falta capital en empresas más productivas porque hay mucha aversión al riesgo y a las apuestas de las nuevas industrias.

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