La Víbora: Gerardo Ortiz ya no encuentra la puerta
A nuestra serpiente venenosa no se le escapa nadie de la farándula
Ahora sí que la cosa en contra de Gerardo Ortiz va en serio.
Ya ven que siempre que lo habían entrevistado en relación con su orden de aprehensión en México se salía por la tangente, igual que como lo hacía cada vez que le preguntaban por los atentados de los que había sido víctima también en ese país, en uno de los cuales murió su primo, quien trabajaba con él.
Pues ahora ya no puede poner cara de “Whatu talkin’about?”, porque tan sencillo como que si no se presenta en un juzgado de Jalisco, no puede salir de México y por lo tanto no puede cumplir con sus compromisos de trabajo en Estados Unidos, donde, créanme, gana harta lana.
Todo esto a raíz de un infame videoclip en el que él, muy machito, supuestamente tortura y asesina a su novia luego de haberla encontrado en la cama con otro. Esto, para las autoridades mexicanas, es una “apología del delito”; es decir, que Gerardo apoya o defiende algo ilegal. Con esto, las autoridades mexicanas buscan sentar un precedente para quienes, según ellos, inciten a la violencia.
Y si a eso le agregamos que existe una orden de detención en su contra, pues las cosas pintan color de hormiga para el cantante, quien por cierto, es un pichicato de primera. ¿Saben cuánto le pagó a la modelo del famoso video? Dos mil miserables dólares. Así como lo leen. Digo, para salir medio encuerada y para la quemada que se dio, la chica hubiera exigido al menos 20 mil, ¿no creen?
En otros temas de peso, literalmente, pobre de Paquita la del Barrio, ya no halla qué hacer para bajar esas libritas de más que tiene en su rechoncho cuerpo. O más bien librotas.
Pero eso no es lo peor. La cantante reveló en un programa de radio en Los Ángeles que está gordis por la edad. ¡¿Por la edad?! Dijo que ella no era tan pesada, que “yo vine a engordar hace poco”. ¿Hace poco? Sorry, pero yo soy su fan desde hace más de 25 años y no recuerdo jamás haber visto ese cuerpecito con menos de 50 libras de más.
Seamos honestos, Paquita, le entras duro a los tacos, los tamales, el pozole, las tortas y las garnachas. Pero eso sí, de seguro con Coca de dieta.
¿Qué tiene de malo? Miren, todo se arreglaría muy fácil si se cambiara el nombre y en lugar de Paquita se pone Pacota, ¿no creen?