Crónica de un parricidio: la noche que un joven mató a sus padres
Hace dos años, el asesino de entonces 19 años disparó contra sus papás y sus hermanos en medio de la noche en el condado de Orange... y se declaró culpable de ello
Ashton Colby Sachs, de 22 años, admitió el martes ser el autor de un ataque en el que murieron sus padres y su hermano quedó paralizado, hace dos años y medio.
Los hechos ocurrieron el 9 de febrero de 2014 hacia las 2 a.m. en la lujosa vivienda en la que residía la familia, en el 32000 de Peppertree Bend, San Juan Capistrano, condado de Orange. Las víctimas, Bradford Hans Sachs de 57 años y Andra Resa Sachs de 54, llevaban una década divorciados pero seguían haciendo negocios juntos y viviendo en la misma residencia con sus hijos.
Sachs tenía entonces 19 años, vivía en Lake City, Seattle y asistía a la universidad en North Seattle College, aunque después dijo a la policía que había dejado de ir a clase y se pasaba el día en su habitación fumando marihuana. La noche del 9 de febrero, condujo hasta la casa de sus padres desde Seattle con la intención deliberada de acabar con la vida de sus padres.
Escaló el muro de su casa y, según declaró a la policía, estuvo unos 15 minutos dando vueltas ante la puerta del dormitorio de la pareja antes de ser asaltado impulsivamente por la convicción de que “tenían que morir”, tras lo cual, y aprovechando la oscuridad, les disparó varias veces mientras dormían.
Después entró en el dormitorio de su hermano de 8 años y disparó de nuevo, hiriendo al pequeño, que sobrevivió pero quedó paralizado. Abrió fuego asimismo contra su hermana de 17 años, pero la bala no alcanzó a la joven. Otra hermana de 15 años que también se encontraba en el domicilio en el momento de los hechos no fue amenazada. Tras cometer los crímenes, Sachs huyó del lugar y esa misma noche tomó un avión de vuelta a Seattle.
En un primer momento, la investigación no fue capaz de encontrar un sospechoso, y ni el niño ni las adolescentes pudieron identificar al agresor. Bradford y Andra Sachs trabajaban en el sector inmobiliario y habían tenido denuncias en el pasado relacionadas con sus negocios, por lo que en un principio la policía pensó que el crimen podía estar motivado por alguna disputa económica.
Mientras tanto, Ashton, fingiendo sorpresa y consternación ante los ataques, pasaba los días en el hospital al lado del hermanito al que había disparado. Además, solicitó la custodia de sus hermanos menores junto a su hermano mayor. Después de que Ashton fuera acusado, otro hermano pasó a ser el responsable legal del resto de hijos de los Sachs y de sus negocios.
Tras recopilar declaraciones de testigos, registros telefónicos y otras pruebas, la policía consiguió ubicar al joven en el escenario del crimen y formular una acusación contra él un mes después del tiroteo. Según los detectives del caso, descubrieron en el historial de búsqueda de Sachs que había estado mirando artículos en Wikipedia sobre asesinato, libertad condicional y la posibilidad de alegar demencia en un juicio.
También había mirado vuelos desde el aeropuerto John Wayne e intentado hacer que su coche fuera transportado de vuelta a Seattle. Cuando los investigadores encontraron el auto, descubrieron un rifle semiautomático en el interior.
Lo que todavía se desconoce a ciencia cierta son los motivos de Sachs. En su declaración a la policía afirmó que sus padres no confiaban en él, que favorecían a sus hermanos, y que no habían tomado en serio un intento de suicidio que el joven había protagonizado un tiempo atrás. Al parecer, los culpaba de lo mal que se sentía pero dijo a la policía que no tenía un motivo concreto, sino un largo historial de problemas.
Sachs compró el rifle con la intención de suicidarse, pero después cambió de idea y las autoridades creen que decidió asesinar a sus padres antes de acabar con su propia vida. Se desconoce por qué atacó también a sus hermanos.
El martes 20 de septiembre, Sachs decidió declararse culpable de los cargos de los que estaba acusado y de los que previamente se había pronunciado inocente: dos homicidios y dos intentos de asesinato con los agravantes de uso de un arma de fuego con la intención de causar daño y uso de un arma de fuego causando parálisis.
Los fiscales creen que el joven decidió admitir su responsabilidad tras haber sido descubierto haciendo un mal uso de los privilegios telefónicos que le habían sido concedidos tras solicitar defenderse a sí mismo mientras estaba en la cárcel: en lugar de emplearlos para construir su defensa, dejaba a otros presos emplear el teléfono para sus propios asuntos personales.
El fiscal del caso, Mike Murray, afirmó que la admisión de su culpabilidad era una sorpresa pero que probablemente se debiera a un intento de evitar repercusiones por haber abusado de sus privilegios telefónicos. Gracias a ello, no será necesario que sus hermanos declaren en un juicio.
Ahora Sachs se enfrenta a una cadena perpetua sin probabilidad de libertad condicional, ya que los fiscales decidieran no pedir la pena de muerte. Su cita en el juzgado para recibir sentencia está programada para el 14 de octubre.