Debemos restaurar la ley del derecho al voto

Hoy, cuando nos enfrentamos a las primeras elecciones presidenciales sin la ley, es más importante que nunca restablecer todos los poderes y protecciones de ésta

Hay varias formas de registrarte para votar, pero debes hacerlo antes del 23 de mayo para poder ejercer tu voto en la elección primaria del 7 de junio. /AURELIA VENTURA

Hay varias formas de registrarte para votar, pero debes hacerlo antes del 23 de mayo para poder ejercer tu voto en la elección primaria del 7 de junio. /AURELIA VENTURA Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

En cuanto más nos acercamos a las elecciones de noviembre, el público presta mayor atención a la ley de derechos electorales. Desde el final de la Reconstrucción hasta la década de 1960, los estados aprobaron leyes para marginalizar a los votantes afroamericanos. En el momento en que los tribunales podían intervenir para quitar una ley, estos estados ya habían aprobado otras leyes para privar de sus derechos a los votantes pertenecientes a grupos minoritarios.

Es por eso, que cuando el Congreso aprobó la Ley del Derecho al Voto (VRA por sus siglas en ingles) en 1965, no sólo incluyo una disposición que prohibía las prácticas discriminatorias para votar en todo el país, pero también requería que en lugares con un historial de prácticas discriminatorias, el gobierno federal tendría que aprobar cualquier cambio a su ley para votar, en un proceso conocido como “autorización previa”. Durante más de 50 años, la combinación de estas dos disposiciones resultó en una de las leyes de derechos civiles más eficaces, garantizando y salvaguardando el derecho al voto para millones de estadounidenses. Pero en 2013 en el caso del Condado de Shelby v. Holder, la Corte Suprema de Estados Unidos destruyó la esencia de esta legislación, eliminando la fórmula utilizada para determinar cuáles estados y localidades tenían que pedir autorización previa para aplicar sus leyes. En sus argumentos, la juez Ruth Bader Ginsburg comparó quitar la autorización previa con “tirar el paraguas durante una tormenta porque uno no se está mojando”.

Casi de inmediato, los estados de Texas y Carolina del Norte promulgaron restricciones al voto que previamente hubieran sido bloqueadas por el gobierno federal. Pronto siguieron otros estados, aprobando restricciones discriminatorias para votar. Ha llevado años, con varias elecciones durante ese periodo, para que los tribunales bloqueen o debiliten estas leyes discriminatorias para votar, muchas de las cuales hubieran sido rechazadas con la formula anterior.

Hoy, cuando nos enfrentamos a las primeras elecciones presidenciales sin la Ley del Derecho al Voto (VRA) completa, es más importante que nunca restablecer todos los poderes y protecciones de la ley. Cuando la Corte Suprema lesionó la Ley del Derecho al Voto (VRA) en el Condado de Shelby, indico que el Congreso podría reescribir la fórmula de autorización previa y restaurar las protecciones que ayudaron a proteger el derecho al voto durante décadas. Un grupo bipartidista en el Congreso ha respondido a esta necesidad, con la Ley del Derecho al Voto Avanzada, que propone una fórmula moderna y ágil para restaurar las protecciones de la Ley del Derecho al Voto (VRA).
Este año marca el 51 aniversario de la firma del VRA. Como una organización que lucha por los derechos civiles, sentimos que este aniversario debe ser honrado. Pero debemos marcar el día, no sólo como un momento clave para nuestra democracia, pero con un compromiso para restaurar una vez más las protecciones críticas de la VRA.


Amanda Susskind es la directora regional del suroeste del Anti-Defamation League

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