La Opinión te recomienda: No a la Proposición 60
La medida pretende detener el contagio de enfermedades sexualmente transmitidas entre actores porno haciendo que todos usen un condón
La Proposición 60 es, en teoría, una excelente idea, pero lamentablemente su implementación podría traer más problemas que los que resuelve.
La medida, financiada unilateralmente por la organización AIDS Healthcare Foundation, pretende detener el contagio de enfermedades sexualmente transmitidas entre actores porno, permitiendo que cualquier individuo que no observa el uso de un condón en una película de ese género, presente una queja al estado con las autoridades de CAL OSHA.
Hasta ahí estamos bien. El problema es que, de no haber respuesta a la queja, ese mismo ciudadano puede a continuación presentar una demanda legal contra los productores de la filmación, de la que podría beneficiarse económicamente.
Esta cláusula de la medida suena a vigilantismo y puede fácilmente prestarse a abusos y a hostigamiento de los actores por parte de los demandantes y a excesivos litigios.
No obstante el problema más grande con la Proposición 60 es que probablemente no lograría el efecto deseado.
Ostensiblemente, la Proposición amplía a todo el estado lo que el condado de Los Ángeles aprobó en 2012 por medio de la Proposición B, obligando al uso de condones en las escenas sexuales de las películas.
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La Opinión apoyó la medida B porque pensamos que se trataba de un asunto de sanidad pública. Y en realidad lo es.
Como bien argumenta el patrocinador de la Proposición 60 de este año, el presidente de AHF Harvey Weinstein, no sólo es cuestión de proteger a los actores sino de la imagen que se da a los jóvenes que ven esas películas de que el sexo seguro no es necesario.
Pero tras aprobarse la iniciativa B en Los Ángeles, los permisos para filmaciones de películas adultas se desplomaron en un 95% y sólo se dieron 11 nuevos permisos de salud al año siguiente de implementarse.
Esto quiere decir que las filmaciones probablemente se fueron a otros condados, al vecino estado de Nevada o pasaron a ser ilegales y “underground”, donde aún tienen menos regulaciones.
Es por eso que muchas otras organizaciones de salud aparte de la AHF se oponen a la medida, incluyendo AIDS Project Los Angeles, Equality California, Transgender Law Center y The Wall Las Memorias Project.
Desde 1992, la ley de California ya manda el uso de condones y otra serie de medidas de protección en los sets de películas pornográficas. Es verdad que la aplicación de estas reglas es complicada, porque la industria del porno está regada y atomizada por el condado de Los Ángeles (principalmente) y otras partes del estado.
Pero la Agencia CAL OSHA, encargada de aplicarla, ha dado más de 145 infracciones desde 2004 y ha impuesto importantes multas entre los violadores más graves, aparte de trabajar con representantes de la industria para asegurar que se cumplen las medidas de seguridad necesarias.
Aunque no ha habido un nuevo caso de contagio de VIH en un set porno en 12 años, un estudio de UCLA hace dos años reveló que uno de cada cuatro actores tiene las enfermedades venéreas gonorrea o clamidia.
Está claro que hace falta mejorar las medidas de protección en los sets, pero no creemos que el temor a un vigilantismo litigante sea la forma de hacerlo. La medida tiene un problema adicional: convierte a Weinstein y a AHF en un empleado estatal para defender la medida si hay una demanda en su contra y el estado no la defiende.
La iniciativa tiene buenas intenciones, pero su alcance es demasiado amplio y podría lograr todo lo contrario de lo que se propone, no tanto que la industria se vaya a otros lugares, sino que pase a ser totalmente clandestina y sin regulación alguna.