Llorar en el lugar de trabajo, ¿puede afectar o no tu empleo?

Cada vez más profesionales admiten haberlo hecho y aceptan las lágrimas de sus colegas

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Crédito: Shutterstock

¿Quién no ha llorado alguna vez en su empleo? Ya sea por frustración o depresión, no siempre es posible contener las lágrimas cuando estamos sentados en un cubículo, de 9 a 5, tratando de concentrarnos en el trabajo.

Por años, la etiqueta de oficina aconsejaba no llorar en el lugar de trabajo, o al menos no hacerlo donde colegas y supervisores puedan vernos. Pero las costumbres laborales están cambiando y cada vez más profesionales admiten que, después de todo, llorar es humano.

En una encuesta que la autora Anne Kreamer realizó para su libro It’s Always Personal: Emotion in the New Workplace, tanto las mujeres como los hombres entrevistados admitieron haber llorado en su empleo. Un 41% de las mujeres y un 9% de los hombres reconocieron que habían llorado y que esto no había afectado su reputación laboral. Hormonalmente, las mujeres tienen más propensión a las lágrimas por tener seis veces más prolactina que los hombres.

Años atrás, Sheryl Sandberg, COO de Facebook, causó controversia cuando admitió haber llorado en los hombros de Mark Zuckerberg. La autora de Lean In, considerada como una de las 100 personas más influyentes en el mundo, por la revista Time, opinó que compartir emociones en el lugar de trabajo puede profundizar las relaciones interpersonales. Según Sandberg no es posible ser un tipo de persona las noches y los fines de semana y transformarse en alguien diferente, de lunes a viernes, durante las horas laborales.

Compartimos algunas sugerencias que te pueden ayudar a lidiar con la frustración y las lágrimas en tu lugar de empleo.

Respira profundo. La próxima vez que sientas que no puedes contener las lágrimas, respira hondo y trata de evaluar las razones que te han llevado a tal situación.

No te obsesiones con el asunto. Todos cometen errores. Aprende de ellos y sigue adelante. No menosprecies el trabajo que haces para la compañía.

Después de la tormenta. Una vez que pases por el mal momento, evalúa la situación y analiza las razones que te llevaron a explotar.

Si no puedes evitarlo, es preferible llorar frente a tus compañeros que tus supervisores. Cuando más alto es el escalafón que tiene una persona tiende a sentir menos empatía hacia sus subordinados.

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