20 años de Trump en video: En 1980 la política le parecía “una vida infame”, hoy es Presidente

El material muestra las intenciones políticas de Trump llevan más de 20 años cociéndose a fuego lento

Donald Trump

Donald Trump Crédito: Especial

Desde la década de los ochenta Donald Trump ya era visto como una figura que podría lanzarse a la carrera presidencial. Sin embargo, por cerca de 20 años el magnate neoyorkino negó que tuviera la intención de arribar a la Casa Blanca. En múltiples ocasiones y con el transcurso de los años, sus lazos con el mundo de la política se estrecharon, y lo que en su tiempo fue sólo un vínculo de “coqueteos”, poco a poco se convirtió en una relación seria.

Hoy el empresario escaló hasta la cima de la vida pública de Estados Unidos. Hoy es el Presidente electo, y en enero, será el mandatario en funciones de la nación más poderosa del mundo.

Un video publicado en Youtube recopila algunos de los momentos en los que el republicano es cuestionado acerca de sus intensiones por acercarse a la vida política, vida que parecía desdeñar y de la que alguna vez dijo no querer participar por tratarse de una “vida infame”.

¿Podría ser que la campaña política de Donald Trump comenzó hace cerca de 20 años? Esto podría significar que su campaña política se cuajó lentamente mientras su imagen se iba colando poco a poco en la mente de millones de estadounidenses, y con tanto tiempo de por medio, nada ni nadie habría podido compensar una campaña tan duradera. Se podría pensar que Trump se adelantó a Hillary Clinton -y demás competidores políticos- por décadas, casi como una enfermedad latente, que para cuando alguien atina en descubrirla, ya es demasiado tarde. La infección se apoderó del cuerpo entero.

Es una teoría que sólo podría sustentarse con los años. Lo cierto es que el próximo, apoderado y multimillonario Presidente de Estados Unidos en verdad es un excelente hombre de negocios. Y su mejor y más publicitado producto siempre ha sido él mismo.

En el video “Donald J. Trump: The Long Road To The White House 1980-2015” se observa al magnate -quien entonces tendría al menos 34 años de edad- mencionar que a pesar de que le gustaría “dedicar [su] vida a este país [Estados Unidos]”, la vida política es “mala”. En una entrevista con Rona Barret en 1980, el joven empresario aclaró también que desde su particular perspectiva “alguien con fuertes puntos de vista […] que quizá sean correctos pero quizá impopulares, no necesariamente tendría la oportunidad de ser electo [como Presidente] en contra de alguien sin gran cerebro pero con una gran sonrisa”.

Una y otra vez la misma pregunta le fue hecha al ahora republicano -¿veremos a Donald Trump como candidato político en algún momento?-. Y una y otra vez la misma respuesta -“no”-. La cara del empresario siempre con gesto serio, aparentemente convencido de lo que dice, con una suerte de pragmatismo que aún le es natural. Pero sus aclaraciones a nadie engañaban, ya que no es coincidencia que a periodistas, presentadores de programas televisivos y demás entrevistadores les llamara la atención el perfil de un joven Trump, que a la sombra de sus multimillonarios negocios ya amenazaba con abarcarlo todo, con dominar a su pueblo, sigiloso, como un excelente depredador.

Lo cierto es que desde entonces sentenciaba: “sí me canso de ver lo que está pasando con este país, y [la situación] se ha tornado tan mal que nunca descartaré totalmente [contender por la presidencia] porque estoy verdaderamente cansado de ver lo que está pasando con este país, de cómo estamos haciendo que otras personas vivan como reyes, [nosotros] no lo somos”.

¿A quiénes se refería con “otras personas” que viven “como reyes”, y que según él, por “más de 25 años se han aprovechado” del pueblo americano? ¿Cabe la posibilidad de que en su cabeza, desde entonces, se cociera la idea de un odio hacia los inmigrantes?

Para ese momento, Estados Unidos ya recibía grandes olas de migrantes. A partir de 1959, con la llegada de Fidel Castro al poder, la ola migratoria de Cuba a Estados Unidos se volvió desproporcionada. De acuerdo con el Migration Policy Institute, entre 1950 y 1960 la población de migrantes cubanos en EU se duplicó -pasando de 71 mil a 163 mil-. Asimismo, entre 1965 y 1973, el Gobierno estadounidense dio asilo a cerca de 300 mil cubanos más. Para 1980 -después de poco más de 20 años de la primera gran ola migratoria de cubanos a EU- sucedió el denominado “éxodo del puerto Mariel”, a partir del cual 125 mil cubanos arribaron a costas estadounidenses para solicitar asilo político. A ellos se sumarían 30 mil inmigrantes cubanos más durante el éxodo de balseros del verano de 1994.

La década de los ochenta, también se desenvuelve uno de los mayores éxodos de latinoamericanos de todos los tiempos. En 1986 el Presidente Ronald Reagan aprobó el Acta de Control y Reforma Migratoria (IRCA, por sus siglas en inglés) que facilitó la documentación de un poco más de 3 millones de personas y que, a su vez, limitaba los empleos a ciudadanos estadounidenses y residentes legales, entre muchas otras cuestiones.

Poco más de dos décadas después, cerca de 52 millones de latinos con un poder adquisitivo de alrededor de 1.2 mil millones de dólares anuales residen en Estados Unidos, y de acuerdo con el Pew Research Center (2014), se estima que haya más de 11 millones de “indocumentados” en el vecino país -de los cuales alrededor de 8 millones son latinos, 5.8 millones de ellos procedentes de México-.

En este contexto, ¿pude ser que desde los ochenta el joven Donald Trump ya estuviera molesto con los inmigrantes cuyo éxodo se recrudeció en aquella década?

Como sea, Donald Trump ya que aseguraba que de competir por la Casa Blanca no perdería porque “nunca le he apostado a perder, nunca le he apostado a desperdiciar mi vida”. Quizá no era soberbia, ni profecía, pero sí la idiosincracia de alguien que le apuesta a los negocios seguros.

LA EPISTOLA DE TRUMP: ADVERTENCIA PREVIA

En 1988 el Señor Trump asistió a la Convención Nacional Republicana, y a pesar de identificarse con el partido, no explicaba la razón de su simpatía. Lo cierto es que desde entonces ya se definía como un hombre del pueblo, no de una élite de acaudalados estadounidenses. Además, un año antes publicó una carta abierta en la que explicaba las razonas por las que Estados Unidos debía dejar de gastar dinero para defender a naciones que no podían hacerlo por sí mismas.

En el documento que data de 1987 aparece esa palabra que parece gustarle tanto: “aprovecharse”. La misiva iniciaba: “Por décadas Japón y otras naciones se han aprovechados de los Estados Unidos”. Según él, desde entonces, todo el mundo “tomaba ventaja” de su nación. El magnate hizo referencia incluso a países del Medio Oriente.

No es coincidencia que pensara así, ya que desde principios de los años ochenta y hasta principios de los noventa, aproximadamente, se desenvolvió la denominada Guerra del Golfo. Fue en agosto de 1990 cuando el líder iraquí Saddam Hussein ordenó la invasión a Kuwait. De acuerdo con The History Channel, “esta situación alarmó a Arabia Saudita y a Egipto, que pidieron a EU y a otros países orientales que intervinieran”. Fue hasta 1991 cuando comenzó la guerra para Estados Unidos con la “Operación Tormenta del Desierto”. 42 días después los enemigos se rendían.

La idea de un abuso global en contra del vecino del norte ya se cocía en la mente del magnate inmobiliario, quien en la misiva referida expresaba: “es tiempo para que nosotros terminemos con nuestros vastos déficits haciendo que Japón y otros que puedan hacerlo, paguen […]. Hagamos que Japón, Arabia Saudita y otros paguen por la protección que extendemos como aliados”.

Desde ese entonces, Trump ya tenía la respuesta de cómo hacer que esas naciones pagaron. A través de impuestos.

“Acabar con nuestros déficit, reducir nuestros impuestos, y dejar que la economía americana crezca sin límite por el costo de defender a aquellos que fácilmente puedan pagarnos por defender su libertad. No permitamos que se sigan riendo de nuestro gran país”, planteó Trump hace casi 20 años.

Donald Trump ya pensaba desde entonces que su país requería de una “amplia cirugía”.

Probablemente, Trump no inicio su campaña electoral hace más de 20 años. Pero la sugerencia histórica nos remite a pensar que sus intenciones políticas llevan más de veinte años cociéndose a fuego lento, de modo que el “Let’s make America great again” es el simple reflejo de las ideas más íntimas y férreas del republicano, quien desde joven ya pensaba que los extranjeros son una amenaza y que el mundo entero se aprovecha de su gran nación.

El ahora Presidente electo el 20 de enero de 2017 tendrá en sus manos el destino de millones de personas. Hasta el momento sólo levanta sospechas y temor, así lo expresan los mercados internacionales. Hasta el momento ha dividido a la ciudadanía estadounidense y preocupado a los líderes del mundo con sus amenazas. Y hasta el momento tiene a millones de inmigrantes que residen en Estados Unidos al borde de sus asientos. La pregunta es: ¿cuántas de sus amenazas contra el mundo cumplirá?

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Donald Trump Elecciones 2016

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