Azafata que intentó pasar cocaína por LAX se declara culpable

La mujer protagonizó una sonada fuga en el aeropuerto de Los Ángeles antes de entregarse en Nueva York

Marsha Gay Reynolds ha admitido su culpabilidad por un cargo de conspiración para distribuir droga.

Marsha Gay Reynolds ha admitido su culpabilidad por un cargo de conspiración para distribuir droga. Crédito: Twitter/LAX

Una antigua azafata de JetBlue que dejó abandonadas 60 libras de cocaína en el LAX en su intento de darse a la fuga se ha declarado culpable ante la corte federal este lunes.

Marsha Gay Reynolds está acusada de conspiración para poseer y distribuir cocaína, cargo que implica una condena mínima obligatoria de 10 años. Recibirá sentencia el 13 de marzo.

Reynolds, de 32 años, es una antigua reina de la belleza jamaicana y una ciudadana estadounidense que vivía en Queens, Nueva York. Su caso fue bastante sonado cuando el 18 de marzo de este año saliera huyendo a la carrera del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles dejando atrás dos maletas en la que después se descubrieron casi 60 libras de cocaína.

Por lo general el personal de los aviones no es registrado en los controles de seguridad, pero Reynolds fue seleccionada al azar para una revisión rutinaria. La mujer se puso nerviosa, realizó una llamada en un idioma que no era el inglés y decidió darse a la fuga dejando a los perplejos controladores del TSA con su equipaje de mano y abandonando de paso sus zapatos (de Gucci, por cierto).

A raíz de este incidente, el presidente de la Asociación de Policías del LAX, Marshall McCain, pidió que se exigiera la revisión de las maletas de pasajeros y tripulación para todos los vuelos.

Reynolds consiguió escapar corriendo bajando por una escalera mecánica que subía y al día siguiente se subió a un vuelo de su compañía que la llevó a Nueva York. Unos días después, el 23 de marzo, decidió entregarse a agentes de la DEA.

Su abogado afirmó que Reynolds “no sabía que transportaba droga” y que su clienta “lo ha hecho todo bien hasta ahora“.

Pero la acusación argumentó que Reynolds recibía pagos de miles de dólares por pasar droga y dinero por los controles de seguridad del LAX y del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.

Un conspirador que se encontraba ilegalmente en los Estados Unidos le entregaba la mercancía a Reynolds, que la introducía en los aviones saltándose los controles de seguridad gracias a su trabajo para después devolvérselos al narcotraficante. Reynolds le decía al hombre cuándo tenía un vuelo, para que coordinara su distribución de la droga con el itinerario de este.

En el incidente de marzo, el narco viajó de Nueva York a Los Ángeles y Reynolds hizo lo mismo al día siguiente para que pudieran encontrarse y ella agarrara el equipaje, que contenía 59.39 libras de cocaína (inicialmente se reportó erróneamente que eran 68.49 libras) valoradas en unos $2 millones. Después de ser descubierta y darse a la fuga, Reynolds se reunió en Nueva York con su cómplice.

Se cree que su cómplice se ha fugado a Jamaica, de donde es originaria Reynolds. Aunque no se le ha identificado, sí se ha compartido que robaba la identidad de personas con discapacidad intelectual y las utilizaba para conseguir pasaportes y licencias de conducir.

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