Aaron Hernández comenzaba a ver la luz ¿por qué se habría suicidado?

La gente más cercana al exjugador de los Patriots no cree que se haya quitado la vida

Aaron Hernández

Aaron Hernández durante un partido contra los Buffalo Bills en el estadio Gillette en Foxborough, Massachusetts. Crédito: Cj Gunther | EFE/Archivo

Aaron Hernández apenas había eludido una sentencia por doble homicidio; recién había intercambiado sonrisas y ternura con su hija de 4 años en plena corte. Y a pesar de tener encima una cadena perpetua sin posibilidades de libertad condicional, su vida parecía encontrar un poco de luz.

Por eso, la noticia del suicidio del exjugador de la NFL el miércoles en una prisión de máxima seguridad en Massachusetts es más sorpresiva. En el día en que los Patriots de Nueva Inglaterra fueron recibidos en la Casa Blanca por Donald Trump, Hernández utilizaba una sábana y una ventana para ahorcarse en su celda, según los detalles proporcionados desde el Centro Correccional Souza-Baranowski en Shirley.

Hernández fue pronunciado muerto en un hospital de Leominster. Tenía 27 años.“La familia y el equipo legal están impactados y sorprendidos por la noticia de la muerte de Aarón”, dijo su abogado José Báez. “No hubo conversaciones ni correspondencia entre Aarón y su familia o el equipo legal que hubieran indicado que algo como esto fuera posible. Aarón estaba en busca de una segunda oportunidad de probar su inocencia”.

Brian Murphy, exrepresentante de Hernández, fue más allá. “Chico no fue un santo, pero mi familia y yo lo quisimos mucho, y él nunca se hubiera quitado la vida”, dijo Murphy.

Hernández, de herencia puertorriqueña por el lado materno, tuvo una infancia complicada en Bristol, Connecticut, la ciudad que cobró renombre por ser la sede de ESPN. Continuamente metido en líos, Hernández reconoció que el fútbol americano le brindaba la oportunidad de alejarse de los problemas en las calles y acceder a una carrera como atleta. Por su atleticismo como ala cerrada, la Universidad de Florida le dio una beca para unirse a aquel equipo liderado en el ataque por Tim Tebow, y Hernández no tardó en convertirse en prospecto de la NFL a pesar de seguir teniendo contratiempos de conducta en Florida.

Bill Belichick lo reclutó para los Patriots, donde Hernández floreció como importante arma de Tom Brady, pero ni siquiera el entrenador más brillante de la NFL o el quarterback más grande de su generación pudieron inspirar a Hernández a portarse bien. Fue culpado en 2013 del asesinato de Odin Lloyd, un amigo suyo que era novio de la hermana de su pareja. De acuerdo con las investigaciones, Hernández le perdió la confianza a Lloyd, quien pudo haber tenido información de otros crímenes en los que el profesional de la NFL estaba involucrado, incluyendo el asesinato de Safiro Furtado y Daniel de Abreu en 2012.

El 14 de abril, un jurado de Massachusetts declaró no culpable a Hernández de la muerte de esos dos hombres. En tres campañas con los Patriots, el grande pero veloz ala cerrada tuvo 175 recepciones para 1,956 yardas y 18 touchdowns.

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