Despido de Comey genera “daños colaterales” y aumenta pugnas partidistas en el Senado

La nota de que Comey fue despedido se destacó  en Times Square.

La nota de que Comey fue despedido se destacó en Times Square. Crédito: Spencer Platt/Getty Images

WASHINGTON.- El despido del director del FBI,  James Comey, ha causado un “terremoto” en los servicios de inteligencia, dejando tras de sí una secuela de efectos colaterales,  y ha atizado las pugnas partidistas en el Senado, donde los demócratas ahora exigen una pausa a la confirmación de su reemplazo.

Tanto el presidente Donald Trump como sus asesores en la Casa Blanca han querido justificar el súbito despido de Comey, destacando su presunta incompetencia, pese a que éste apenas hace algunas semanas había sido elogiado por el mandatario.

El argumento principal de la Casa Blanca es que Trump no despidió a Comey antes porque quiso darle “una oportunidad”, pero que, con el tiempo, el atribulado director del FBI había perdido la “confianza” del mandatario, de líderes de ambos partidos en el Congreso, y hasta de muchos empleados de bajo rango en la agencia policial.

Pero Comey fue despedido justo cuando su oficina aceleraba la investigación sobre la posible injerencia de Rusia en las elecciones de EEUU el año pasado, y la posible colusión de la campaña electoral de Trump con el gobierno de Moscú.

Ahora, los líderes demócratas del Senado exigen posponer la confirmación del próximo director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) hasta que se designe a un fiscal especial que asuma la investigación en curso sobre Rusia.

Sólo que no está claro cuál será el rumbo de esa investigación que ha quedado acéfala, y el despido de Comey ha dejado un profundo malestar en los corredores del FBI, una agencia policial que debe actuar libre de presiones políticas.

Es que su salida de escena ha dejado numerosos efectos colaterales: los demócratas ahora tienen menos incentivos para apoyar propuestas republicanas; crecen las voces que exigen una investigación independiente sobre Rusia; la agenda legislativa de Trump ha quedado prácticamente congelada, y entre muchos empleados del FBI existe la percepción de que la Administración ha declarado una guerra inmerecida contra la agencia.

Un exasesor legal durante la presidencia de Ronald Reagan,  y exmiembro de la campaña de Trump, A.B. Culvahouse Jr.,  ha advertido a los republicanos en el Congreso que el despido de Comey no solo prolonga la investigación del FBI sino que también debilita la credibilidad de la campaña de Trump de que no hubo colusión con Rusia, según el diario “Los Angeles Times”.

Mientras, los demócratas de ambas cámaras del Congreso,  entre éstos el senador Charles Schumer, exigen rendición de cuentas del Departamento de Justicia sobre las verdaderas razones del despido de Comey, quien ha sido invitado a dar testimonio a puerta cerrada en el Comité de Inteligencia del Senado el próximo martes.

Entre las muchas interrogantes que ha despertado esta debacle está el papel que ha jugado el fiscal general, Jeff Sessions, el más leal de los miembros del Gabinete de Trump, que recomendó el despido de Comey y ahora encabeza la búsqueda de su reemplazo.

En marzo pasado, Sessions se recusó de las investigaciones sobre Rusia por sus vínculos con la campaña electoral de Trump, y sus contactos el año pasado con autoridades rusas.

Durante una audiencia ayer en el Comité Judicial del Senado, relacionado con la confirmación de otros funcionarios del Departamento de Justicia, la senadora demócrata por Minnesota, Amy Klobuchar, se hizo eco de la inquietud de su bancada por la crisis política actual.

El público “merece saber” que las decisiones de la agencia “se apoyan en los hechos, sin importar hacia quién o dónde conduzcan”, sentenció Klobuchar.

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