Editorial: Urge la reforma migratoria
Hace falta una reforma migratoria integral ya
La tragedia de los inmigrantes que murieron en un camión en San Antonio, Texas, resulta de la combinación de factores que terminan por estallar en la frontera por la falta de una reforma migratoria integral.
No quiere decir que la aprobación de un paquete de leyes es la solución mágica para un tema tan complejo, pero sí indicaría que estos desafíos se enfrentan de la manera debida. Sería un reconocimiento de la diversidad de elementos que están en juego y la disposición para resolverlos.
Esto significará un giro de 180 grados en la política migratoria de la administración Trump, comprender el por qué estos inmigrantes están dispuestos a arriesgar sus vidas para llegar a nuestro país y regular de una manera realista la demanda laboral estadounidense.
Así se eliminará el negocio del contrabando humano que hoy aprovecha las condiciones actuales y la desesperación de la gente para lucrar inescrupulosamente. Hacer que la operación criminal desaparezca en vez de ayudarla a hacer más dinero, corriendo riesgos terribles con su carga humana.
A este drama se les suma el que la horrible muerte de 10 inmigrantes sea usada maquiavélicamente para promover políticas de resentimiento hacia los indocumentados.
Este es el caso del vicegobernador de Texas, Dan Patrick, que hoy reza por las familias de las víctimas y se lamenta por “esta gente que pagó un precio terrible”. Es el mismo que hace tres años declaró que ellos personas eran parte de una invasión compuesta de gente que traía “enfermedades tercermundistas”.
Patrick aprovechó para culpar a las ciudades santuarios de ser las responsables “de hacerles creer que pueden venir a América y Texas, y vivir fuera de la ley”.
Es dificil olvidar en medio del dolor de esta tragedia que el argumento esgrimido continuamente por los críticos de las ciudades santuarios es la peligrosidad de los indocumentados. Es la criminalización de gente como la que murió en San Antonio.
Es gente como la que compone el 8.5% de la fuerza laboral de Texas, o sea 1.1 millones de trabajadores, en las industrias de la la agricultura y la hospitalidad, según un estudio de Pew Research Center de 2014. Se estima que estos inmigrantes son el 25% de los trabajadores de la construcción.
Por eso está mal simplificar el debate sobre inmigración entre buenos y malos. El caso de Patrick es demasiado común.
Es fácil para los demagogos creer que una muralla detendrá la inmigración impulsada por la demanda laboral interna o pensar que un castigo desalienta a que los padres no arriesguen la vida de sus hijos en una travesía peligrosa cuando piensan que las posibilidades de muerte son mayores en el país nativo.
Estas son algunas de las complejidades, equilibrando los diversos intereses, que tienen que ser atendidas en una reforma migratoria integral para dar fin a estas tragedias.