Editorial: “No más armamento militar a policías”

El secretario de Justicia, Jeff Sessions, asegura que la orden ejecutiva de Trump protegerá a los oficiales, que el armamento de guerra en una ciudad ayuda a la seguridad pública

Las fuerzas policiacas locales y estatales podrían utilizar equipo militar incluso en protestas.

Las fuerzas policiacas locales y estatales podrían utilizar equipo militar incluso en protestas. Crédito: Getty Images

Cuando la policía de decenas de distritos escolares recibieron lanzagranadas, armas de asalto militares y camiones antiminas, debió sra una señal que algo andaba mal en el Programa 1033 del Pentágono.

Fue necesario los incidentes de Ferguson, Missouri, y la imagen de la policía local controlando el desorden público armados como para combatir una guerra en Irak, con Humvees incluídos.

La administración Trump es la que ahora levantó las restricciones establecidas por Barack Obama para imponer control al programa. Ese que recicla armamento militar en desuso entregándolo a los departamento de policías que los deseen a cambio de pagar el costo del envío.

El secretario de Justicia, Jeff Sessions, asegura que la orden ejecutiva de Trump protegerá a los oficiales, que el armamento de guerra en una ciudad ayuda a la seguridad pública. Que ahora los agentes del orden podrán recibir cascos y chalecos antibalas, aunque la entrega de estos nunca fue prohibida por Obama.

La decisión del expresidente prohibió la entrega de lanza granadas, un tipo de vehículos armados, aviones armados, bayonetas, y armas y municiones calibre .50 ó más.

Otros elementos fueron autorizados con la exigencia de una capacitacitación en el uso policial, como los helicópteros y camiones usados en la grave situación por la que pasa Houston debido al huracán Harvey. Esos mismos que Sessions, erróneamente, dijo fue fueron prohibidos por Obama.

El  gobierno de Trump responde así respaldo de los sindicatos policiales. De la misma manera, que reautorizó una abusiva política de confiscación de bienes a sospechosos. Como el cambio en el Departamento de Justicia que pasó de la defensa de los derechos civiles de las minorías ante los abusos policiales, a promover  “la seguridad del oficial, la moral del oficial y el respeto público a su trabajo”.

Lo que no se dice es el fraude que ocurre a través de este programa, en el cual 8,000 agencias policiales locales recibieron 5,100 millones de dólares en equipo militar entre 1997 y 2014. Precisamente en julio pasado, la Oficina de Contraloría del Congreso dio reporte sobre la desaparición de armas entregadas por el Pentágono.

¿Es justificable que los 67 policías de Johnston, Rhode Island, necesiten dos robots antibombas, 10 camiones tácticos, 35 rifles de asalto, más de 100 visores infrarrojos para proteger 29,000 habitantes?

Es cierto que la policía necesita defenderse y combatir a criminales armados hasta los dientes. Pero los casos como Johnston abundan

Es muy distinto garantizar la seguridad pública de una ciudad que patrullar una región militarmente ocupada. En el primer caso se intentan despertar confianza en el público, en el segundo se busca intimidar al enemigo.

Las relaciones y la imagen de la policía con las comunidades locales, especialmente de minorías,  se ha deteriorado. La entrega indiscriminada de armamento militar no ayuda restaurar la confianza.

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