La ardua tarea de arrebatar Tamaulipas a “Los Zetas y al cártel del Golfo

La narcoviolencia no da tregua en uno de los principales bastiones del crimen organizado en México

Violencia no cesa en México

Violencia no cesa en México Crédito: EFE/Archivo

MÉXICO – Hace dos décadas que las calles de la colonia Villas de la Joya, en la fronteriza ciudad de Reynosa, Tamaulipas, son un lodazal sin pavimentar en el que aparecen periódicamente cuerpos mutilados o quemados entre casas destartaladas y  despintadas rodeadas de basura y drogadictos que van de aquí para allá.

Eso lo sabe cualquier tamaulipeco tanto como las autoridades que hoy revelan que por ese barrio y otros 52 que integran dos polígonos de la ciudad de 700, 000 habitantes que colinda con Texas, han alimentado a los sanguinarios cárteles del Golfo y los Zetas de sicarios y todo tipo de operadores.

De ahí y otros lugares de pobreza salieron algunos de los cuadros que mantuvieron a la entidad en un periodo oscuro con la prensa y la sociedad silenciada a base de plomo con casi 3,000 ejecuciones reconocidas oficialmente desde 2007, más la cifra negra; 200 cuerpos en 48 fosas clandestinas, más de 1,300 secuestros y 2,000 extorsiones.

Reconocer la realidad que opera desde hace 20 años llevó el mismo tiempo que tardó el gobierno en cambiar de partido político donde nunca había habido alternancia, pero el actual gobernador del estado Francisco García Cabeza de Vaca, quien tomó posesión en 2016, tiene ahora un plan que promueve como un “rescate de Tamaulipas”.

Luis Alberto Rodríguez, vocero del Gabinete de Seguridad de Tamaulipas, explica en entrevista con este diario: “El abandono de las instituciones que tuvo el estado provocó la descomposición del tejido social: la inseguridad ahuyentó la inversión y al no haber ingreso ni empleo los niveles de bienestar social bajaron y empujaron a nuestros jóvenes a sumarse a las filas del crimen organizado”.

La nueva estrategia tiene, entonces, tres ejes: continuar con la persecución de criminales en conjunto con las Fuerzas de Seguridad Nacional, buscar inversión para el empleo y reconstruir el tejido social primero con un proyecto piloto (“Unidos por Reynosa”) que poco a poco se extenderá a todos los municipios.

“Empezamos en Reynosa porque además de ser uno de los más violentos el modelo económico no facilita las oportunidades, hay deserción escolar, embarazo adolescente, ausencia de los padres por trabajo, violencia intrafamiliar (el 70% de las llamadas de emergencia son por este tipo de agresiones.

Trabajar en atención a la población, rescate de espacios públicos, manejo de basura, construcción de parques, promoción de eventos culturales, atención psicológica, desayunos escolares o implementar talleres de valores parecen estrategias muy simples y hasta obvias, pero lo cierto es que nada de esto se hacía previamente frente a la descomposición social.

El resultado fue un caldo de cultivo que alimentó las manos que ejecutaron algunos de los delitos más ruines de la historia del país: fue en Tamaulipas donde se asesinó a sangre fría a 72 transmigrantes que intentaban llegar a Estados Unidos; donde se han encontrado 192 cuerpos en fosas clandestinas; donde salió la orden de incendiar el Casino Royal en Monterrey, don 52 víctimas calcinadas…

Víctor Saenz, Jefe de Oficina de Gobierno de Tamaulipas, resume al teléfono que durante años el gobierno estatal y municipal cedieron espacios públicos  y la delincuencia los tomó para sus operaciones como base de control.

Sólo en Reynosa hay 46 espacios “suceptibles” de apropiación pública que antes servían para venta de droga, tráfico de migrantes y todo tipo de actos delincuenciales. “Hablamos de plazas, parques, albergues que vamos a limpiar, podar, pintar poner luz y video cámaras de seguridad: ahora hay 22 y pondremos 100 y cuidar que no las destruyan a balazos porque siempre quieren borrar evidencias en su contra”.

Desde la perspectiva policiaca también hay mucho por hacer, observa el vocero Rodríguez. Para empezar hay un déficit entre las fuerzas policiacas porque el estado necesita entre 9,000 y 11,000 elementos policiacos y actualmente se cuenta sólo con 2,700 mientras las cárceles operan con sólo un tercio de custodios del total que en la práctica necesita.

“Estamos reclutando paulatinamente a la par de que depuramos los cuerpos policiacos por el control de confianza”, detalla. “Antes lo que pasaba es que la ciudadanía llamaba para reportar un incidente y la policía estatal nunca aparecía”, dice Rodríguez.

El gobierno actual quiere hablar del futuro y prefiere no poner el dedo en la llaga de la corrupción, pero lo cierto es que al menos dos gobernadores del estado (Tomás Yarrington y Eugenio Hernández)  son investigados y acusados en Estados Unidos por sus nexos con el crimen organizado.

A finales de la década de los 90 del siglo pasado, el gobierno federal envió a este estado a un grupo especial de combate al narcotráfico (los Gafes) que corrompió  el líder del Golfo, Osiel Cárdenas, para convertirlo en su grupo armado -al que llamó los Zetas-  hasta su captura, cuando éstos formaron su propia organización que pelea por el territorio hasta la fecha.

El vocero de seguridad dice que no cesarán en combatir por la vía armada a ambos grupos, pero que esto no servirá si no atraen la inversión perdida. “El gobernador esta viajando a varios países. Somos un estado rico, segundo productor de ganado en pie, productor energético, citrícola, pesquero; tenemos uno de los puertos más importantes del país (Tampico)… ¡claro que vamos a renacer!”

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