Editorial: Irma revierte la fiebre antigubernamental
La fiebre antigubernamental esconde realidades. Las cifras muestran que los estados rojos, republicanos y más conservadores, son los regularmente reciben más fondos federales
Con la llegada del huracán Harvey a Texas muchos recordaron la oposición del senador republicano Ted Cruz respecto a no asignar fondos a los damnificados del huracán Sandy que golpeó la costa este en 2012. El mismo legislador que hoy clama con urgencia por una ayuda similar para su Estado.
Este no es solo un caso de hipocresía personal. Es una inconsistencia ideológica conservadora que aplica el principio de los beneficios de un gobierno federal limitado y pequeño según su conveniencia.
El senador Tom Cotton de Arkansas también se opuso a la ayuda federal en el caso de Sandy, pero la pidió en 2015 cuando las inundaciones en 2015 llegaron a su Estado. Para cuatro legisladores de Colorado hubo unos meses de diferencia entre su rechazo a Sandy y su petición de ayuda por inundaciones. Estos son tan solo unos ejemplos.
La declaración del expresidente Ronald Reagan de que el gobierno no es la solución, sino el problema, fue el comienzo de una ofensiva de recortes presupuestales y eliminación de programas federales que lleva décadas.
Hubo excepciones como la ampliación de Medicare en el área de medicinas durante la presidencia de George W. Bush y el Seguro de Cobertura Médica del gobierno anterior. Hasta hoy se escucha la denuncia conservadora de la “invasión” del gobierno federal.
En 2011 los senadores Tom Coburn y James Inhofe de Oklahoma propusieron recortes de fondos en el presupuesto de la Agencia para Emergencia Federales (FEMA). Poco después pidieron su ayuda cuando llegaron los tornados.
El gobernador de Texas, Gregg Abbot, que como procurador estatal bromeaba sobre sus demandas judiciales al gobierno, hizo un total de 37 en el gobierno pasado, 17 de ellas contra la Agencia de Protección al Medio Ambiente (EPA) por entrometerse con sus regulaciones. Hoy está pidiendo la presencia del EPA en Houston.
Las tragedias ponen a prueba la condición humana que se ve en la solidaridad hacia el prójimo, el sacrificio en la ayuda sin importar la condición inmigrante de quien la da y de quien la recibe. Así debe ser.
Hay también un importante papel colectivo que se manifiesta en la presencia del gobierno federal. Es cierto que hay burocracia, que a veces no es eficiente pero, no es el enemigo.
La fiebre antigubernamental esconde realidades. Las cifras muestran que los estados rojos, republicanos y más conservadores, son los regularmente reciben más fondos federales. El 32% de los ingresos del gobierno de Texas viene de Washington, según el Tax Foundation.
La administración Trump tiene una agenda ideológica para desmantelar el gobierno federal quitándole fondos y personal. Los huracanes Harvey e Irma muestran que la naturaleza llama a una realidad que destruye la teoría antigubernamental más arraigada.