Editorial: “Muestra de autoritarismo”

Son numerosas las acciones de Trump a lo largo de su vida, y corta carrera política, que muestran una insensibilidad irrespetuosa hacia la vida militar

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Crédito: MANDEL NGAN | Getty Images

Una diferencia entre la democracia y un cuartel militar es la relación de poder. El primero está basado en la libertad de disentir y cuestionar el segundo en la de obedecer sin objeción alguna.

La Casa Blanca está confundiendo estos dos sitios. Esta es una nueva expresión tanto de autoritarismo como de división al querer colocar en un bando superior al presidente Donald Trump y las Fuerzas Armadas, y en el otro al resto de los estadounidenses.

Es inadmisible que la portavoz presidencial diga a los periodistas que es “inapropiado debatir con un general de cuatro estrellas” cuando este interviene en una cuestión política como un jefe de gabinete en defensa  del presidente. Inapropiada es la expresión de Sarah Sanders.

La actitud del general retirado, John F. Kelly, también estuvo fuera de lugar al limitar las preguntas que se le pueden hacer solamente a los periodistas que han conocido a una familia que perdió un hijo en la guerra.

Eso combinado con lo de Sanders es una actitud repudiable de censura en una reunión abierta con los medios de comunicación.

La intervención de Kelly en la controversia creada sobre la reacción de Trump ante los soldados muertos en Niger protege al presidente y desahoga una frustración militar en esta era de guerras ilimitadas y tropas voluntarias.

El jefe de gabinete tomó la responsabilidad del comentario del presidente a los familiares del sargento La David Johnson que originó la crítica de insensibilidad y la disputa con la congresista Frederica Wilson.

Al mismo tiempo, Kelly mostró un desencanto militar por sentir una  supuesta incomprensión de la sociedad civil. Este pensar lo expresó en varias ocasiones mientras vestía el uniforme.

Es cierto que hoy la brecha entre la sociedad militar y la civil es mayor que en el pasado.

La sobrecarga de misiones de los soldados voluntarios, y la labor de los contratistas militares, eliminó la necesidad del reclutamiento obligatorio que convertía la guerra en una realidad cercana a la sociedad civil. Hoy no hay contacto real entre ambos mundos.

Es respetable el sentir de Kelly, quien perdió un hijo en Afganistán, aunque este no era el sitio para expresarlo. Le da un inmerecido escudo de patriotismo a un presidente que no lo merece. Al mismo tiempo, las imprecisiones le quitan credibilidad al jefe de gabinete.

Son numerosas las acciones de Trump a lo largo de su vida, y corta carrera política, que muestran una insensibilidad irrespetuosa hacia la vida militar. El presidente que tiró al ruedo político el dolor de Kelly por la muerte de su hijo, ahora se aprovecha de una frustración para ahondar una división más.

La simpatía de Trump por tener generales a su alrededor no es positiva. Este caso muestra que no controlan las impericias presidenciales y fomentan una mentalidad cuartelera en la democracia.

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