Editorial: Al gobierno de EEUU no le interesa el Censo 2020
Las medidas tomadas reflejan el interés en contar a las minorías raciales y los más pobres lo menos posible
A la administración Trump no le interesa el éxito del Censo 2020.
No quiere que entregue el mejor conteo posible para tener una distribución adecuada de cientos de miles de millones de dólares federales, según la necesidad demográfica. Mucho menos, que permita el reacomodo de los distritos electorales para tener una democracia más representativa en los próximos 10 años.
El cumplimiento de estas metas no es prioridad para la Casa Blanca. Al conteo se lo ve como una oportunidad para moldear a su conveniencia el panorama político-económico nacional.
Las medidas tomadas reflejan el interés en contar a las minorías raciales y los más pobres lo menos posible. Para que ellos tengan una visibilidad baja a la hora de buscar población para distribuir dinero y poder político. A ellos se los ve como a un potencial votante demócrata.
La estrategia tiene varios frentes, desde la falta de fondos al desaliento de la participación. La intención de obtener un importante subconteo no es una acción solapada, es un acto descarado a toda luz.
La próxima designación de Thomas Brunell como subdirector de la Oficina del Censo es un ejemplo. Brunell es un profesor de ciencias políticas, sin experiencia gubernamental ni conocimiento de estadística, que fue defensor más de media docena de veces de las redistribuciones republicanas de distritos y malas leyes electorales. Es autor de Redistricting and Representation: Why Competitive Elections are Bad for America.
Brunnell estará a cargo del Censo 2020. No fue designado director de la Oficina del Censo, porque su confirmación de parte del Senado no era segura ante el problema de sus credenciales. La maniobra deja fuera al director interino de hoy y pone a Brunell como el funcionario más importante de la agencia federal.
La falta de dinero es otro problema. Al Congreso de mayoría republicano le ha interesado más ahorrar dinero que hacer un buen conteo, igual que a la Casa Blanca. Como resultado se cancelaron pruebas importantes que son comunes a esta altura de la operación.
Finalmente, la idea de introducir una pregunta en el cuestionario sobre ciudadanía es un intento de intimidar a los inmigrantes e indocumentados.
La Constitución y los tribunales dicen que ellos deben ser contados, pero hay quienes creen que no lo merecen. Para ello, explotan la desconfianza para dar información personal que ya existe en esa comunidad.
Ya conociendo a esta administración, es imposible creer la explicación de que la pregunta sobre ciudadanía -que desapareció del cuestionario en 1960- es para defender la Ley de Derechos del Votante. Desde el Departamento de Justicia se hace todo lo contrario.
Es muy importante defender la integridad del Censo 2020. Esas cifras son un mapa político y económico para los próximos 10 años. En esta disputa realmente es el futuro el que está en juego.