Iglesia Episcopal de Long Beach se convierte en Santuario para inmigrante de Honduras
Pero no es la única en el condado de Los Ángeles, hay tres iglesias más que mantienen bajo refugio a tres inmigrantes
Después de ocho meses de estar bajo custodia en el Centro de Detención Migratorio de Adelanto, Alex Burgos Mejía, recibió refugio en la Iglesia Episcopal St. Luke’s de Long Beach donde vive desde hace más de un mes.
“Salí el 14 de diciembre de Adelanto. Gracias a Dios la Iglesia Episcopal me dio refugio. Ellos respondieron por mí ante las autoridades de Migración. Son mis patrocinadores a falta de familia. Me dan vivienda, alimento y apoyo incondicional”, dice este inmigrante hondureño de 28 años.
Burgos Mejía escapó de Honduras en junio de 2016 junto con su esposa y dos hijos menores de 6 y 7 años. “Nosotros salimos a causa de la Mara MS (la Mara Salvatrucha). Si no les cooperas, te quitan la vida. Como no quise trabajar con ellos, busqué cómo salir con mi familia. Me dio mucha tristeza saber que como a los 15 días que yo salí, a un amigo mío lo mataron”, dice.
En su travesía hacia Estados Unidos pasó 11 meses en México. “Allá mi esposa y yo tuvimos problemas de pareja y nos separamos. Ella logró pasar a los Estados Unidos con los niños. Lo único que sé es que están en Carolina del Norte. Y no sé nada de mis niños desde hace un año”, cuenta.
En mayo de 2017, Burgos Mexía cruzó la frontera sur nada menos que trepando la barda. Al caer del lado estadounidense fue detenido por los agentes de la Patrulla Fronteriza. “Me llevaron a un centro de detención de Otay Mesa y de ahí a Adelanto donde estuve ocho meses.”, explica.
Cuando estuvo en Adelanto, se conectó con la organización Pueblo Sin Fronteras, la cual a su vez lo enlazó con la Iglesia Episcopal de la Diócesis de Los Ángeles.
Ayuda para salir libre
Para que pudiera salir libre, el juez le fijó una fianza de $9,000 dólares que fue pagada con donativos hechos a la Iglesia Episcopal, la organización Pueblo sin Fronteras y CLUE (Clérigos y Laicos Unidos por la Justicia Económica). Además, para dejarlo en libertad le pusieron en el tobillo una pulsera de monitoreo electrónico.
Las iglesias le han puesto un abogado para que lo asesore en su proceso de asilo político.
“Me han dicho que es posible que en abril me puedan dar un permiso para trabajar”, dice.
Añade que se siento bendecido y muy contento. Una de sus metas es lograr el asilo político, trabajar y ser parte de una organización para apoyar a más gente. “Lo más hermoso que me pudiera pasar es un día reunirme con mis hijos”, confiesa.
Mientras eso sucede sostiene que en la Iglesia Episcopal ha encontrado a la familia que siempre soñó.
Burgos Mejía está contento porque a finales de enero comenzará a estudiar inglés. “A mi me gustaría porder ir a la universidad y ser electricista o médico para niños”, dice.
Santuario para Inmigrantes
La reverenda Nancy Fausto dice que en enero de 2017 se aprobó una resolución para que la Diócesis Episcopal de Los Ángeles se convirtiera en un Santuario para los Inmigrantes. “En ese momento fue la única diócesis que dijo lo vamos a hacer físicamente. Por otra parte, cada parroquia episcopal tiene que hacer una decisión de cómo lo van a poner en práctica”, explica.
Cuando les llegó la noticia de que Burgos Mejía estaba en Adelanto y pedía asilo, en la Iglesia Episcopal San Lucas hicieron todo lo posible por prepararle un espacio y encontrar organizaciones que los apoyaran. “Una sola parroquia no puede sola, necesitábamos aliados”, observa.
Revela que hay posibilidades de que otras parroquias episcopales en Los Ángeles reciban y le den techo a más inmigrantes. “Desafortunadamente hay todo un proceso y políticas que seguir antes de ponerla en vigor. En este momento, por el espacio solo podemos tener a un solo refugiado en la Iglesia Episcopal San Lucas”, explica.
Hace ver que si Burgos Mejia recibe asilo político y lo conectan para que tengan un empleo y un departamento donde vivir, el espacio estará listo para dar refugio a otro inmigrante en la parroquia.
“Alex se ha ganado el corazón de muchas personas que en su propia manera lo han adoptado. Si él quiere quedarse en Long Beach, él ya tiene familia para toda su vida. Es muy buena persona. Siempre listo para ayudar en lo que se necesite. Ha sufrido cosas que nadie debe sufrir. Y eso no le ha quitado su sonrisa ni su esperanza y fe”, dice la pastora Fausto.
Refugio para quienes no tienen a nadie
El pastor Guillermo Torres, coordinador de las campañas migratorias de CLUE (la organización que agrupa a iglesias metodistas, episcopales, luteranas, prebiterianas y algunas evangélicas) dice que en la actualidad tres iglesias en el condado de Los Ángeles sirven como santuario a inmigrantes que no tienen quien responda por ellos.
“Por respeto a su privacidad, no hacemos públicos los casos”, puntualiza. Agrega que él, a título personal, ha dado refugio a una madre y su hija en su casa.
“En total, en el último año a raíz de que Trump se hizo presidente, hemos dado refugio a tres inmigrantes incluyendo a Alejandro Burgos en iglesias de diferentes denominaciones; más la madre e hija que están en mi casa con mi familia”, dice el pastor.
“Y tenemos a 25 iglesias comprometidas a físicamente servir como Santuario”, precisa.
En el condado de Ventura, hay una iglesia metodista que ha dado refugio a dos inmigrantes que salieron de Adelanto, cuenta.
“La razón por la que hemos convertido nuestras iglesias en Santuario es por nuestra fe. El racismo ha destruido a tantas familias y causado tanto dolor que queremos ayudar a no causar más daño emocional. Darles Santuario significa caminar todo el proceso legal con ellos, darles comida, techo y conectarlos con servicios médicos y mentales”, enfatiza.