Empresarios latinos, muchos pero pequeños

La falta de financiación para crecer corta las alas a muchos negocios

El rápido ritmo de crecimiento del número de empresas de latinos es tan fuerte que está sobrepasando el de casi todo el resto de las comunidades y el del propio crecimiento de la población latina en EEUU. El problema es que aunque son muchos los empresarios, también son pequeños.

De acuerdo con las estimaciones recogidas por el estudio State of Latino Entrepreneurship 2017, publicado por Stanford Latino Entrepreneurship Initiative, el año pasado había entre entre 4.4 y 5.3 millones de empresas en manos de latinos. En 2012 eran 3,3 millones. Las asiáticas y afroamericanas crecen a una velocidad menor y las de empresarios blancos están en retroceso.

Cuando se trata de empresas latinas que contratan empleados, en 2015 había un 26% más que en 2007. Son apenas el 9% de todas las latinas.

Pero de acuerdo a esta radiografía del empresariado latino, aunque son muchos, la mayoría son pequeños y solo entre un 2% y 3% tienen unos ingresos por ventas de, al menos, un millón de dólares.

Los autores de este informe, no obstante, son optimistas porque al estudiar a estas empresas han encontrado que el 62% han tenido ganancias en los últimos 12 meses y un tercio de las que han tenido cifras positivas en sus cuentas tienen menos de cinco años de existencia.

Las ganancias permiten pensar que muchas más empresas puedan dar el paso de escalar, es decir, hacerse más grandes, superar esa barrera del millón en ventas y crear más empleos.

El escollo que la mayoría de ellos tiene por delante es el acceso más que limitado al capital necesario ya no solo para echar andar (hay muchas empresas que nacen infracapitalizadas) sino para el crucial paso de crecer. En el sector donde más capital hay es en el de la construcción pero en otros, es difícil que se abran las puertas.

De hecho, para empezar, más del 70% de los emprendedores latinos usan fondos “internos” para lanzar su empresa. Cuando se dice internos se quiere decir “familia y amigos”.  Algunos permanecen como inversores, otros prefieren el dinero de vuelta cuando empieza a soplar el viento en las velas del negocio. Es algo que les ocurre también a los empresarios asiáticos y afroamericanos pero no tanto a los blancos.

Adicionalmente, muchos empresarios usan sus tarjetas de crédito personales que son caras puesto que sus tasas de interés son de las más elevadas en el sector crediticio convencional.

Eso quiere decir que quienes deciden optar por el empresariado aceptan un fuerte riesgo personal.

Pero hay un límite hasta donde pueden llegar los lazos familias. Hacer crecer muchas empresas pasa por inversiones muy importantes que son difíciles de conseguir, especialmente cuando faltan avales, como es el caso de empresas de servicios en los que apenas hay bienes con los que asegurar un préstamo.

Claudia Mirza, fundadora y primera ejecutiva de Akorbi, una empresa especializada en traducciones e interpretación, contaba a este periódico que después de haber usado sus tarjetas de crédito y su plan de pensiones, ya no sabía como cubrir costos. La ayuda le vino de un microcrédito que le ofreció $13,000 porque la banca no le daba el dinero.

Con el tiempo devolvió este capital clave que ahora parece mínimo comparada con su actual multimillonaria cifra de negocios y sus operaciones en todo el mundo.

La realidad, según describe el informe de Stanford, es que los latinos tienen menor acceso a los bancos que ninguna otra comunidad. “La baja tasa de financiación por un banco nacional es menor que la de la Small Business Administration que es la fuente más baja de financiación para las firmas latinas”, se explica.

Los préstamos de la SBA imponen unos requisitos muy complejos y por ello no son la vía más fácil Con todo, la banca no lo pone mucho más fácil. Solo el 12% de los latinos tiene acceso a un crédito de un banco, comparado con el 18.4% de los blancos, el 15.3% de los asiáticos y el 14.2% de los empresarios negros.

Lo que el informe de Stanford admite también es que estos problemas de financiación son más pronunciados porque en muchos casos los dueños de los negocios latinos no están preparados para acceder a estos préstamos o financiación pública. No tienen un buen “plan de negocio, proyecciones de cash flow (flujo de caja) balances de cuentas o análisis de mercado”, enumeran los autores del informe. Esta es la asignatura pendiente de muchos empresarios.

Con todo, el 86% de quienes hacen más grande su negocio son inmigrantes mileniales, y los autores de este informe creen que eso es algo que abre las puertas al optimismo porque en general los mileniales latinos están mostrando el doble  de interés que los blancos en abrir negocios. Eso ayuda y a cambiar la dinámica y hacer que además de muchas, las empresas latinas, sean cada vez más grandes.

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