Monitorear la contaminación beneficiará a nuestra comunidad
Los Ángeles puede ser famosa por el sol y Hollywood, pero un hecho frecuentemente desconocido de ella, es que a lo largo de la ciudad, existen miles de pozos petroleros – de los cuales muchos emiten contaminantes tóxicos solamente a algunos metros de hogares, escuelas, sitios de recreación y hospitales.
Alrededor de un millón de personas viven dentro de media milla de uno de los 3,500 pozos petroleros y de gas de Los Ángeles – 75% de ellas se identifican como étnicamente diversas, y casi la mitad de ellas se identifican como personas latinas. Aquellos que viven más cerca de los sitios de petróleo y gas, tienen un mayor riesgo de exposición a los químicos tóxicos como el benceno – identificado como un agente cancerígeno para el humano – y compuestos orgánicos volátiles que pueden empeorar la calidad del aire y ocasionar problemas respiratorios. En California, los latinos conforman hasta un 45% de las áreas con la peor contaminación por ozono (mejor conocida como smog) en el estado, y en Los Ángeles, el asma es la principal causa de faltas escolares. Se estima que más de 63 mil niños en el Distrito Unificado de Escuelas de Los Ángeles (LAUSD por sus siglas en inglés) tienen asma.
Existen muchos ejemplos de emisiones provenientes de infraestructuras petroleras y de gas que están causando enfermedades y desplazando a comunidades. Está por ejemplo el caso de los residentes en Baldwin Hills y Culver City, quienes -en 2006- experimentaron los fuertes olores nauseabundos y síntomas que iban desde dolores de cabeza y náuseas hasta problemas agudos de respiración a causa de una fuga masiva que obligó a cientos de familias a buscar una reubicación temporal. Mientras que estos eventos pueden suceder en cualquier lugar y afectar a cualquiera, la mayoría de la infraestructura de petróleo en Los Ángeles está localizada cerca de localidades de bajos ingresos que están habitadas por comunidades diversas.
Las comunidades en el Sur de Los Ángeles, Compton y Wilmington viven a pies de sitios extractivos y se enfrentan a olores y afecciones a la salud de manera regular – muchas personas en estas comunidades no tienen los recursos ni pueden darse el lujo de mudarse cuando una fuga sucede, remarcando con ello la división entre riquezas, clases y razas sobre quiénes enfrentan las mayores cargas de salud que derivan de la degradación ambiental.
Las compañías que monitorean su contaminación y comparten esos datos con el público pueden ayudar a reducir los impactos de salud derivados de la producción de petróleo y gas, sin embargo, hay pocos estándares oficiales que requieran a las compañías el realizar monitoreos continuos en tiempo real en estos sitios industriales tóxicos. Como resultado de ello, nos hacen falta datos consistentes y consolidados sobre las emisiones de los sitios de petróleo y gas, dejando a las comunidades afectadas en total obscuridad respecto a la calidad de su aire.
Pero eso puede cambiar ahora.
Con un monitoreo continuo de la contaminación, las agencias gubernamentales pueden regular a la industria con más precisión y eficiencia, y las comunidades pueden utilizar estos datos de monitoreo para que las compañías vecinas se responsabilicen por sus emisiones. Tener datos públicos es crucial para empoderar a los residentes y proveerles de información para que tomen decisiones informadas y puedan defenderse por ellos mismos.
Mientras estamos en el camino para satisfacer nuestras necesidades energéticas, a través de recursos más verdes como la energía renovable, debemos limpiar el sistema que actualmente tenemos y traer a la luz información sobre las emisiones que los sitios petroleros y de gas realizan. Es lo moralmente correcto, especialmente para aquellos residentes que viven en mayor proximidad. Una manera en que los residentes pueden involucrarse es inscribiéndose para recibir alertas a través de correo electrónico, que les harán conocer las peticiones más actuales para movilizar a sus oficiales locales electos en http://www.edf.org/techforchange. La tecnología está aquí, las comunidades latinas de Los Ángeles deben demandar que ésta esté a su servicio.
Irene Burga es una especialista en temas de Gas y Petróleo del Environmental Defense Fund basada en Los Ángeles, California