Trump enviará militares a resguardar la frontera con México
El presidente analizará los pormenores con el Pentágono, aunque no sería la primera vez que el gobierno envía tropas a la frontera
WASHINGTON – En señal de una posible escalada de tensiones entre EEUU y México, el presidente Donald Trump afirmó este martes que enviará a militares a resguardar la seguridad en la frontera sur, tras varios días de quejarse de la porosidad de la frontera y de que México no está haciendo lo suficiente para frenar el flujo de “caravanas” con rumbo al Norte.
“Vamos a vigilar nuestra frontera con nuestros militares. Ese es un gran paso. No podemos tener flujo ilegal de gente en nuestro país, despareciendo, y que, por cierto, no se presentan en los tribunales”, dijo Trump durante un almuerzo de trabajo con líderes de países bálticos.
Si la caravana de migrantes centroamericanos “llega a nuestra frontera, nuestras leyes son tan débiles y tan patéticas… es como si no tuviésemos frontera“, dijo Trump, al referirse a un grupo de migrantes que atravesaba México, organizado por el grupo “Pueblo Sin Fronteras“.
El mandatario se mostró complacido porque México al final frenó el paso de la caravana, e indicó que “la caravana no me irrita, la caravana me entristece (porque) esto pudiese ocurrir en EEUU”.
“Nos estamos preparando para que los militares resguarden nuestra frontera… pienso que es algo que tenemos que hacer”, dijo Trump más adelante, durante una rueda de prensa con los líderes bálticos.
Trump se quejó hoy nuevamente de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA) “ha sido un acuerdo terrible para EEUU” y, al insistir en un muro que cubra entre 700 y 800 millas de la frontera culpó a su antecesor, Barack Obama, por la presunta porosidad de las fronteras.
Obama, claro está, se ganó el mote de “deportador en jefe” por la deportación de cerca de tres millones de inmigrantes indocumentados en sus ocho años de mandato.
Horas antes, en su tercer día de andanada de ataques contra la inmigración ilegal, Trump amenazó el futuro rumbo del NAFTA y con condicionar la ayuda exterior a países como México y Honduras si no ponen freno a la inmigración ilegal.
El embajador de México ante la Casa Blanca, Gerónimo Gutiérrez, confirmó a este diario que su país ha “solicitado formalmente a los Departamentos de Estado y Seguridad Interna un aclaración sobre los comentarios” de Trump sobre la militarización de la frontera.
“Compartimos la idea de tener una frontera segura pero no siempre coincidimos en cómo alcanzar ese objetivo. En todo momento, México actuará, como es natural, a favor de sus intereses”, agregó.
Advertencia sobre escalada en la frontera
En declaraciones a este diario, Duncan Wood, director ejecutivo del Instituto de México del Centro Wilson, advirtió de que el envío de militares a la frontera sur es “una extraordinaria escalada” de la situación, que deja a Trump con pocas opciones para la seguridad fronteriza.
El Congreso no parece estar impresionado con sus exigencias para financiar el muro fronterizo, México ya está cooperando “en niveles históricos desde su territorio, y el propio Trump ha dicho que los flujos migratorios han bajado”, observó Wood.
“Me parece que esto sería una imprudente designación de valiosos recursos militares, cuando el presidente ha dicho que necesita más fondos militares para responder a otras amenazas que enfrenta EEUU en el mundo”, puntualizó Wood.
Trump no ha ocultado su frustración porque el Congreso no le ha concedido fondos para cumplir sus promesas electorales para la construcción del muro fronterizo y para recrudecer el combate contra los inmigrantes indocumentados en la frontera y al interior del país.
El mandatario había solicitado $25,000 millones para la seguridad fronteriza, que los demócratas aceptaron en algún momento de las negociaciones sobre DACA para la legalización de 1,8 millones de Dreamers, pero ese acuerdo fracasó en medio de recriminaciones mutuas.
Al final, el Congreso sólo aprobó $1,600 millones, que Trump ahora asegura que es “una prima inicial”.
Caravana desbandada
Durante la rueda de prensa, Trump dijo que habló ayer con las autoridades mexicanas para pedirles una acción inmediata para frenar a la caravana, pero fuentes de la Casa Blanca y del gobierno de Los Pinos no han ofrecido a la prensa un registro de la presunta comunicación.
Este diario sí pudo confirmar con fuentes anónimas del gobierno mexicano que la caravana ha sido desbandada, y aceptará a trámite solicitudes de asilo y visas humanitarias de algunos de sus integrantes, no todos. El lunes pasado, la cancillería ya había dicho oficialmente que deportó a unos 400 migrantes de ese grupo.
La Constitución mexicana permite la libertad de movimiento, pero las autoridades también tienen potestad para frenar el paso de personas que sospeche puedan estar implicadas en actividades ilegales, como el cruce de fronteras sin papeles.
En años pasados, ha habido caravanas a través de México para destacar el derecho a la libertad de movimiento y el derecho de las personas a solicitar refugio bajo las leyes internacionales.
Pero EEUU, incluso bajo la Administración Obama, presionó a México para que fortaleciera la vigilancia en su frontera sur, y ayudó a financiar el Programa Frontera Sur para aumentar las deportaciones a Centroamérica.
En el primer trimestre de este año, las deportaciones de centroamericanos desde México ya sobrepasaron las del mismo periodo en 2017. Sin embargo, el año pasado, México también aceptó a trámite más de 14,000 solicitudes de asilo.
Otros despliegues militares
Trump dijo que analizará con el secretario de Defensa, Jim Mattis, los pormenores del eventual despliegue de militares en la frontera sur.
Las leyes de EEUU prohíben el uso de militares para tareas de seguridad nacional. Sin embargo, no sería la primera vez que el gobierno emprende semejante misión para poner coto a la inmigración ilegal.
En 2006, dentro de la “Operación Jump Start”, el entonces presidente George W. Bush ordenó el despliegue por dos años de unos 6,000 miembros de la Guardia Nacional a la frontera sur pero sólo para tareas de logística, mantenimiento y apoyo a la Patrulla Fronteriza para la vigilancia de la zona. No tenían autorización para hacer arrestos.
En 2010, su sucesor, Barack Obama, ordenó el despliegue de unos 1,200 soldados de la Guardia Nacional, y firmó una ley para el despliegue de 1,500 agentes fronterizos.
En 2005, centenares de vigilantes voluntarios armados, agrupados bajo el “Proyecto Minutemen” se desplegaron en la frontera entre Arizona y México. El grupo se desintegró en medio de escándalos por historial criminal de algunos de sus prominentes miembros, pero logró atizar la retórica anti-inmigrante en el país.
Rechazo de grupos pro-inmigrantes
El anuncio de Trump generó la repulsa de grupos defensores de los derechos de los inmigrantes y de los derechos humanos, que desde siempre han advertido sobre el deterioro de las condiciones en Centroamérica, que contribuyen al perenne flujo de inmigrantes indocumentados.
En declaraciones a este diario, Daniella Burgi-Palomino, analista del “Grupo de Trabajo para América Latina” (LAWG, en inglés), condenó la eventual militarización de la frontera para tareas de inmigración porque “sería una movida sentido que derrocharía el dinero de los contribuyentes, y pondría en peligro los derechos de las comunidades fronterizas”, sin mejorar la seguridad.
La caravana organizada por Pueblo Sin Fronteras no es más que “un reflejo de las crisis de refugiados en Centroamérica, de gente que huye de la persecución y la violencia en sus países, a las que ha contribuido la política exterior de EEUU”, enfatizó la experta, quien aconsejó “soluciones humanitarias”.
LAWG ha documentado que persisten los peligros de la violencia y la inseguridad ciudadana en Honduras y el Salvador, que obligan a miles de migrantes, incluyendo niños y jóvenes, a buscar refugio en EEUU, México y otras partes de la región.