Los niños pequeños sufren las consecuencias de las políticas de la Administración de Trump y su retórica sobre inmigración
Esto puede quebrantar el desarrollo del cerebro del niño, altera la memoria, el aprendizaje y la capacidad para manejar sus emociones
Mientras la nación soporta un torrente de políticas, acciones y retórica antiinmigrante de la Administración de Trump, los niños más pequeños de las familias inmigrantes—bebés y niños menores de 8 años—son los que están sufriendo las consecuencias a inmediato y posiblemente largo plazo. Esos son los resultados de los dos nuevos reportes publicados por el Centro de Leyes y Políticas Sociales (Center for Law and Social Policy—CLASP).
Los reportes basados en una investigación de campo en seis estados—California, Georgia, Illinois, Nuevo México, Carolina del Norte y Pensilvania—son los primeros en documentar cómo la Administración Trump está causando estragos en la vida de los niños menores de 8 años. Estos niños son de gran importancia para el futuro de Estados Unidos: uno de cada cuatro niños tiene al menos un padre inmigrante y casi todos estos niños son ciudadanos de Estados Unidos.
A través de entrevistas con más de 100 profesionistas sobre el cuidado infantil y educación temprana que tienen a su cargo educar a bebés y niños menores de 8 años, junto con grupos de enfoque de docenas de padres, CLASP encontró efectos generalizados en los niños pequeños por las amenazas a sus familias y comunidades. Los reportes detallan signos perturbadores y comportamientos de angustia, así como serios riesgos al desarrollo saludable de los niños.
Por ejemplo:
Los niños tienen miedo de que se lleven a sus padres. Niños de 3 años ya expresan el miedo a que se lleven a sus papás y de que cuando ellos regresen a casa del centro preescolar, sus padres ya no estén ahí.
Su angustia es evidente en comportamientos como causarse daño a sí mismos, retirarse de las actividades que disfrutaban y hasta algunos muestran regresión en su desarrollo.
Los niños—quienes son ciudadanos—tienen menos acceso a programas de nutrición, cuidado de salud y educación temprana porque sus familias están aisladas y con miedo. Algunos ejemplos incluyen a niños con necesidades especiales que fueron retirados del tratamiento recomendado, otros son programas de educación temprana que no tienen suficientes niños aunque haya mucha necesidad de sus servicios y familias que están rechazando el apoyo a la nutrición.
El miedo está aislando a las familias en sus casas y augmentando su inestabilidad económica, problemas de vivienda y explotación.
Los padres—quienes son la fuente de apoyo más importante para los niños—también se encuentran bajo severos niveles de estrés.
Los educadores de la los programas de educación temprana, otra importante fuente de apoyo para los niños, también están abrumados.
El efecto acumulativo de estas experiencias está muy posiblemente dañando a millones de niños pequeños.
Efectos negativos a largo plazo
La evidencia de la investigación sobre desarrollo infantil afirma que el estrés, el acceso limitado a cuidados de salud y buena comida, la inseguridad económica y la inestabilidad de vivienda tienen efectos negativos a largo plazo en el sano desarrollo de niños pequeños. Por ejemplo, la exposición prolongada al miedo, ansiedad e incertidumbre—como las descritas por los padres y cuidadores entrevistados—quebranta el desarrollo del cerebro del niño, altera la memoria, el aprendizaje y la capacidad para manejar sus emociones.
“‘’El miedo de nuestros niños: Los efectos de la política de inmigración sobre los niños pequeños’ es una llamada de atención a la comunidad, líderes de negocios, oficiales públicos y a todos los preocupados con el futuro de la nación, para que pongan atención a la devastación que los niños de inmigrantes enfrentan hoy y a sus posibles consecuencias a largo plazo, ” dijo Hannah Matthews, director de CLASP de cuidado de los niños y educación temprana, así como uno de los autores del reporte. “Nuestros niños más pequeños están viviendo en un estado continuo de miedo. En lugar de enfocarse en ser niños, temen la pérdida de sus padres – y sus vidas se sacuden por la inestabilidad. Como madre, no me puedo imaginar cómo es que podemos poner a un niño a sufrir así; como un defensor de la niñez, yo sé cuánto daño causan estas políticas al futuro de nuestro país”.
Wendy Cervantes, analista superior en inmigración y familias inmigrantes y autor del reporte, instó “al Congreso y a la Administración de Trump a que apoyen los intereses de los niños en las decisiones sobre las políticas de inmigración, haciendo cumplir consistentemente la política de ‘ubicaciones sensibles’ para restringir las acciones del control de inmigración en esos lugares como centros de cuidado de niños, que son de vital importancia para la salud y el bienestar de los niños, y asegurándose que los padres puedan tomar decisiones sobre el cuidado de sus hijos cuando sean detenidos o deportados,” dijo . “También recomendamos revertir el curso de la Administración de Trump en castigar a los padres con documentos que pongan a sus hijos en Head Start, que los inscriban en cuidados de la salud o servicios nutritivos WIC.”