Calidad del aire en L.A., la peor en EEUU
Reporte indica que el aumento en las temperaturas dificulta la lucha contra contra la contaminación
Mientras Gloria barría ayer la banqueta de su casa, contó que los golpes que se escuchaban en ese momento en su vecindario de Wilmington —un barrio en el área portuaria de Los Ángeles— provenían de una refinería de petróleo cercana.
Esto ruidos, dijo, son causados por la extracción de petróleo y son comunes desde hace muchos años.
“Yo tengo mi casa aquí desde hace 30 años”, dijo Gloria, quien no quiso proveer su apellido.
“Antes los golpes eran más fuertes pero los vecinos protestamos y disminuyeron… También salía un olor bien fuerte como a gas pero ahora ya no tanto”, añadió la mujer, quien se refirió a una refinería de petróleo adyacente al parque de beisbol John Mendez, que está frente a su casa.
Gloria dijo que el ruido no le molesta. Sin embargo, dijo que quiere creer que la contaminación de la refinería no tuvo nada que ver con la muerte de su esposo hace poco más de un año. “Él murió de cáncer de próstata”, relató la mujer de la tercera edad.
A unas cuadras de distancia, Antonio Cabrera dijo que en el pasado ha experimentado esos olores “a podrido”.
“Son olores malos que vienen de la refinería”, explicó este hombre, que vive a unas dos cuadras de una de las refinerías más grandes de
Wilmington. El humo que emanan las maquinas durante todo el día se puede ver claramente a lo lejos.
“Yo no tengo mucho tiempo viviendo aquí pero mi hermana sí tiene su casa [en el área] desde hace unos 20 años”, explicó Cabrera, quien aseveró que es ella quien se ha enfrentado a esa contaminación por mucho tiempo.
“Hace como unos ocho años hasta se rompieron unas pipas y salían olores feos, pero después los arreglaron y les dieron un dinerito a los que viven por aquí”, recalcó.
El mal olor y en ocasiones enfermedades son algunas de las consecuencias a las que se enfrentan muchos de los más de 54,000 residentes que habitan en Wilmington, de los cuales un 86% es latino.
En cifras
Un reporte de la Asociación Americana del Pulmón publicado ayer reveló que el área metropolitana de Los Ángeles sigue siendo una de las zonas más contaminadas de Estados Unidos.
Una lista de las 24 áreas metropolitanas más contaminadas reveló que el sector de Los Ángeles-Long Beach obtuvo el primer lugar en contaminación por el ozono, el cuarto lugar por contaminación de partículas durante todo el año y el séptimo lugar por la contaminación de partículas a corto plazo.
Las otras seis ciudades de California más contaminadas son Bakersfield, Visalia, Sacramento, San Diego, Redding-Red Bluff, el área de la Bahía de San Francisco—incluyendo Stockton y Chico.
El informe titulado “La Condición del Aire 2018” de la Asociación Americana del Pulmón reveló que la contaminación del ozono empeoró significativamente entre el 2014 a 2016 en comparación con el informe anterior.
Los niveles de ozono aumentaron considerablemente en 2016 debido a que en ese año se reportaron las temperaturas más altas en la historia.
Silvia Arredondo, coordinadora cívica de la organización Comunidades para un Mejor Ambiente (CBE), dijo que como nativa de Wilmington ella ha enfrentado los estragos de la contaminación.
“Cuando era niña por mucho tiempo viví no muy lejos de una refinería cerca del campo de beisbol John Méndez. Yo tengo asma y tengo que cargar un inhalador”, mencionó la mujer, que se ha dado a la tarea de informar a la comunidad acerca del peligro de la contaminación del petróleo.
“Debemos educar a nuestra comunidad y a nuestros vecinos para que después podamos llegar a soluciones que presentemos a nuestros legisladores”, dijo. Y aseguró que la solución está en la energía limpia o energía renovable.
Igualmente, las políticas federales y estatales como la Ley del Aire Limpio y la adopción de estándares firmes para la fabricación de autos limpios en California abren una esperanza de un mejor ambiente climático, según Bonnie Holmes-Gen, directora sénior de la Calidad del Aire y Cambio Climático de la Asociación Americana del Pulmón en California.
“Estamos mejorando la calidad del aire, pero los impactos del cambio climático están interfiriendo en nuestro avance”, explicó.
“La realidad es que California todavía tiene niveles de contaminación del aire en grandes áreas del estado, que son nocivos para la salud, lo cual pone a los californianos en riesgo de padecer una muerte prematura y otros problemas graves de salud como el asma y cáncer de pulmón”.
Holmes-Gen dijo que es primordial continuar la labor de salvar vidas mediante la reducción de la contaminación del aire y ralentizando el cambio climático.