Los 3 tipos de cáncer de piel más comunes causados por el sol
Tomar el sol indiscriminadamente y sin protección es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar cáncer de la piel
El carcinoma basocelular es uno de los tres tipos de cáncer de la piel más comunes y comprende la mayoría de los diagnósticos de cáncer de la piel, tanto en Puerto Rico, como en Estados Unidos. De hecho, aunque las estadísticas más recientes en Puerto Rico, según el Registro Central de Cáncer, estipulan que, para el año 2012, el cáncer de piel del tipo melanoma fue el noveno en incidencia en el país, el informe no incluye los carcinomas basales y escamosos de la piel, excepto cuando se originaron en la piel de los órganos genitales.
Según explica el doctor Luis Ortiz-Espinosa, dermatólogo, el carcinoma basocelular aparece normalmente en áreas expuestas de la piel, como la cara, las orejas, los labios y alrededor de la boca y los ojos, en personas de tez y ojos claros. A veces, también existe una predisposición familiar y, aunque no suele ser mortal, sí puede tener el potencial de desfigurar a las personas, por lo que requiere un diagnóstico y tratamiento tempranos para evitar complicaciones.
“Lo que se ve en el carcinoma basocelular es un nódulo, una placa o un parcho brilloso o ulcerado, al que a veces se le ven los capilares alrededor y tiene un borde perlado”, describe el también presidente de la Fundación Puertorriqueña para el Desarrollo de la Dermatología, quien a la vez que menciona que, en ocasiones, no es posible diferenciar este tipo de cáncer del segundo más común, el cáncer de células escamosas.
“El cáncer escamoso también ocurre en personas de piel y ojos claros, y muchas veces se ve una lesión verrugosa, que no es tan perlada, como en el carcinoma basocelular. Las lesiones pueden estar ulceradas, sangrar un poco y se les ve una costra encima”, explica Ortiz-Espinosa, a la vez que menciona el tercer tipo cáncer de piel, el del tipo melanoma.
“Este tipo de cáncer tiene unas peculiaridades: no sale siempre en áreas expuestas al sol y, aparte del aspecto ambiental que predispone -como tomar mucho sol-, puede tener un componente genético”, reitera el dermatólogo, al destacar que este es un cáncer muy peligroso, porque tiende a metastatizar a órganos internos, como el hígado, el pulmón y el cerebro, temprano en la historia de la lesión.
De acuerdo al dermatólogo, el melanoma mayormente se presenta como una lesión pigmentada que tiene un color y bordes irregulares que pueden estar levantados o deprimidos, y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
Ortiz-Espinosa estima que más de un 80% de los cánceres de piel son basocelulares, un poco más de 15% pueden ser escamosos y el melanoma, que es el más peligroso, se da entre un 1 a un 3%.
Factores de riesgo
En general, existen varios factores de riesgo que predisponen al desarrollo del cáncer de la piel. Entre estos, están: la exposición al sol y a la radiación, tener la piel y los ojos claros, la herencia familiar, la exposición a ciertos tóxicos y contaminantes ambientales, fumar y algunos virus como el del papiloma humano. Del mismo modo, están a mayor riesgo aquellas personas que padecen de condiciones debilitantes y que afectan el sistema inmunológico, como el virus de inmunodeficiencia humano. Las personas con trasplante renal, de hígado o de médula ósea y quienes están en tratamiento con medicamentos biológicos para controlar la artritis reumatoidea o la psoriasis, también tienen un riesgo aumentado de desarrollar cáncer de la piel.
Una historia en común
El dermatólogo Ortiz-Espinosa explica que, por su experiencia, la historia más común de las personas que desarrollan cáncer de la piel es que han tenido una lesión en áreas expuestas al sol que fue creciendo y que muchas veces piensan que es una picada, un granito o un golpe, pero que llevan con ella seis meses o un año. “No hay una picada o un golpe que dure tanto tiempo”, dice. “La lección es que si tienes una lesión en la piel que no se sana en un período razonable, tienes que pensar que no es usual y visitar a un dermatólogo”, dice, finalmente.
“Lo curioso de la mayoría de los cánceres de la piel, especialmente del basocelular, es que es de un crecimiento lento e insidioso, y algunas personas se acostumbran a tenerlo”, opina.
Diagnóstico y tratamiento
Una de las estrategias más importantes para diagnosticar el cáncer de la piel en etapa temprana es el autoexamen de la piel.
“Lo bueno de la piel es que está ahí para verla, y si observas algo sospechoso, mejor peca por más que por menos”, insiste el médico. El autoexamen se complementa con la visita al dermatólogo.
“Insisto en que te mires la piel y que alguien te mire la espalda. A la más mínima señal de alguna lesión que esté cambiando en color, en tamaño o en forma, o que tenga algún signo como sangrado o ulceración, busca ser evaluado por un profesional que te pueda ofrecer un diagnóstico temprano y el mejor tratamiento para evitar las complicaciones de cirugías extensas, como deformidades, desfiguramiento o pérdida de función. Todo esto puede evitarse”, explica.
En cuanto al tratamiento, el doctor Ortiz-Espinosa señala que el carcinoma basocelular se puede tratar con radioterapia, quemar, congelar o cortar, y si es muy grande o se encuentra en áreas donde se necesita tener mucho control del tejido, como alrededor de los ojos o de la boca, la cirugía micrográfica de Mohs está indicada.
Esta cirugía permite eliminar el cáncer en capas controladas, causando menos daño a la piel saludable que lo circunda. Además, posibilita la reconstrucción del área operada. Esta cirugía la realiza un dermatólogo especializado en el procedimiento.
Para este tipo de cáncer también existe tratamiento tópico y se puede usar la terapia fotodinámica. Incluso, hay una terapia dirigida en forma de pastilla para casos de cánceres más extensos.
Con el cáncer escamoso se tiene que hacer cirugía y la quimioterapia no ofrece los mejores resultados cuando el cáncer está bien diseminado. La radioterapia no está indicada en este tipo de cáncer.
El melanoma se trata con cirugía y existen quimioterapias, medicamentos nuevos y algunos experimentales que alargan la vida, aunque no curan el cáncer.