Mientras AMLO “analiza” si vende o renta el avión presidencial, ya le hacen ofertas

Gustavo Jiménez Pons quiere el avión presidencial y si es posible, también el hangar

El avión presidencial mexicano es un Boeing 787-8 Dreamliner.

El avión presidencial mexicano es un Boeing 787-8 Dreamliner. Crédito: Archivo/Getty Images

MEXICO.- Al empresario Gustavo Jiménez Pons, de 46 años, le gusta estar en el ojo del huracán. Comunicólogo con una carrera trunca en derecho por la Universidad de Tulane, aparece intermitentemente frente a los reflectores para promover sus causas  o defenderse de acusaciones.

En su más reciente incursión pública fue directo a la casa de transición de Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo de México,  para formalizar su intención de comprar el avión presidencial, que el futuro mandatario prometió dejar de usar si ganaba las elecciones, por considerar que no es necesario para movilizarse si lo puede hacer por la vía comercial “como cualquier mexicano”.

“La idea es que yo lo compre y luego se lo preste al presidente quien sólo pagaría el combustible: yo no le cobraría nada de renta”, dijo en entrevista con este diario, preocupado por lo que vayan a pensar sobre los mexicanos. “El titular del ejecutivo debe llegar bien presentado a donde vaya, no se trata de su persona, sino de la imagen del país”.

En respuesta al ofrecimiento, Lopez Obrador dijo este viernes que “lo analizaría”: aún no sabe si venderlo o ponerlo en renta a través de una licitación.

Jiménez Pons es actualmente  presidente de la empresa GBS Air Entreprises, dedicada a la renta de aviones ejecutivos y no quiere dejar pasar la oportunidad de hacerse del Boeing 787-8  -que adquirió el ex presidente Felipe Calderón durante su mandato por $125.4 millones de dólares -, y de paso rentar el hangar presidencial para su flota particular.

Actualmente el Ejecutivo mexicano cuenta con un espacio especial en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pero si López Obrador cumple su promesa de austeridad y ausencia de lujos en los viajes, quedaría prácticamente desocupado. Por ahora adelantó que conservaría los aviones de protección civil y traslado de enfermos.

Pero Jiménez insistió: “Queremos quedarnos con el Boeing 787-8 y parte de la flota presidencial (otros aeroplanos al servicio de la Presidencia)y si posteriormente el Ejecutivo quiere usarlo por su seguridad y la representación del Estado con mucho gusto se lo prestamos”, comentó. “Aunque de una vez adelantamos que le cambiaríamos el color de los asientos porque es espantoso”.

El año pasado, este empresario también buscó una candidatura independiente para la presidencia de la República, pero no logró reunir las firmas necesarias. Doce años atrás enfrentó un juicio por acusaciones de fraude en la venta de boletos a partidos de la Selección Mexicana en el Mundial de Fútbol en Alemania, un proceso del que fue absuelto en 2013.

De acuerdo con sus propias declaraciones, su interés por la vida pública inició en 2004 cuando fue víctima de un secuestro.


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