Pareja de refugiados salvadoreños encuentran techo temporal en la casa de una pastora luterana

Piden ayuda a la comunidad para encontrar un abogado que los ayude con su caso de asilo y un hogar propio

Raúl Montoya, Lourdes Doradea  y su hija Nicole encontraron un  refugio temporal.

Raúl Montoya, Lourdes Doradea y su hija Nicole encontraron un refugio temporal. Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

La joven pareja formada por Raúl Montoya y Lourdes Doradea, y su pequeña hija Nicole, lograron lo que parecía imposible, estar juntos de nuevo después de haber sido separados en la frontera sur, cuando pidieron asilo político al escapar de la violencia de El Salvador.

La pastora María Elena Montalvo les ha dado refugio temporal en su propia casa en Compton desde julio pasado.

Ahora buscan la ayuda de la comunidad para encontrar un abogado que lleve su caso de asilo, y un hogar donde vivir.

Raúl, de 24 años, y Lourdes, de 20, salieron de El Salvador con su hija Nicole de 2 años, el 7 de mayo de 2017.

“A mi me violaron unos pandilleros cuando tenía 11 años. Mi mamá los denunció y se enojaron. El juez condenó a un pandillero. A los otros dos los dejó salir y solo les dio orden de restricción. El problema es que ellos vivían en la misma colonia. Entonces empezaron a amenazar a mi mamá y pedirle dinero. Mi mamá se tuvo que ir a Guadalajara”, cuenta Lourdes.

Raul Montoya, su esposa Lourdes Doradea  y su hija Nicole encontraron refugio temporal en la casa de la pastora Maria Elena Montalvo. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Con el tiempo, empezaron a amenazar a Raúl. “Por ser su esposo me quisieron matar”, cuenta el hombre, quien fue atacado por los mareros, quienes lo apuñalaron.

Desesperado y temiendo por su vida, dice que un día habló con su papá y le comentó que iban a dejar el país.

“Allá en El Salvador, la policía no lo protege a uno. Los policías están comprados por los pandilleros. Nosotros ya no demandamos por miedo. Las cosas están horribles en El Salvador”, observa Lourdes.

“Decidimos irnos a Guadalajara porque ahí estaba mi mamá. Y nos gustó vivir ahí, pero no alcanzamos que nos dieran asilo político”, expone

La pareja y su hija vivieron en Guadalajara por 10 meses hasta marzo de 2018 cuando decidieron venir a Estados Unidos a pedir asilo. Con ellos venía la madre de Lourdes y su hermana con sus dos hijos.

Separados en la frontera

Se entregaron en la frontera sur el 30 de marzo y pidieron asilo político.

“A mí y a la niña nos dejaron salir libres el 31 de marzo. A mi esposo se lo llevaron al Centro de Detención de Adelanto. Ahí estuvo bajo arresto casi cuatro meses”, dice Lourdes.

Raúl Montoya fue liberado de Adelanto tras el pago de una fianza, pero le pusieron un grillete de monitoreo electrónico en el tobillo. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Cuenta que a ella le pusieron un grillete de monitoreo electrónico en el tobillo cuando la dejaron libre, un día después de solicitar el asilo. “Me lo tuvieron que quitar dos meses cuando me operaron de emergencia por una apendicitis. Los médicos le dijeron a los del ICE que tenían que removerlo para poder operarme”, relata.

La hermana de Lourdes y sus dos hijas también salieron libres y encontraron refugio temporal en la casa de la pastora Montalvo. Hace un mes se fueron a Pennsylvania donde tienen amistades que la pueden ayudar. La madre de Lourdes fue deportada por no poder pagar la fianza.

La Opinión le da la clave

Después de tres meses de detención, Raúl estaba leyendo el periódico La Opinión en el Centro de Detención Adelanto cuando se encontró publicado el número de teléfono del pastor Guillermo Torres, vocero de la organización Clérigos y Laicos Unidos por la Justicia Económica (CLUE).

“Decidí llamarle y pedirle ayuda. Él, a través de las iglesias, consiguió donativos para pagar mi fianza por 3,000 dólares”, cuenta.

Raúl fue puesto en libertad el 26 de julio, un mes después de contactar al pastor Torres.

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“No lo creía. Fue algo increíble. Nos sentimos muy contentos de estar reunidos los tres de nuevo, y nos sentimos seguros en este país”, dice contento Raúl.

La pastora Montalvo de la Iglesia Evangélica Luterana de Bell hace un llamado a la comunidad para que ayuden a la pareja a encontrar un abogado que ofrezca sus servicios gratuitos para ayudarlos con su proceso de asilo.

“También estamos buscando un lugar donde vivir, cuya renta sea accesible”, dice Lourdes.

La pastora dice que planean abrir una cuenta en el portal GoFundme para ayudar a la pareja y a su hija. Mientras tanto invitó a la comunidad a llevar donaciones a la Iglesia Evangélica Luterana de Compton que se encuentra en el 6714 de la Avenida Payne en la ciudad de Bell, 90201.

“Pueden llevar donativos en especie como despensas o hacerles donaciones en efectivo”, sostiene.

Hace un llamado en especial a la comunidad salvadoreña que ya está establecida en el área de Los Ángeles, y es próspera, para que se solidaricen con esta pareja que tanta ayuda necesita en su proceso de solicitud del asilo y de integración en Estados Unidos.

El sueño de esta pareja es lograr el asilo político para poder trabajar y estudiar, ya que no terminaron la secundaria en El Salvador.

“Queremos ganar el caso y conseguir abogado. Tengo corte en migración el 8 de noviembre”, dice Raúl.

Lo que más desean Raúl Montoya y su esposa Lourdes es ganar el asilo para poder quedarse legalmente en el país. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Fianzas para refugiados

El pastor Guillermo Torres sostiene que por medio de donaciones de la Conferencia California Pacífico (Cal-Pac) de la Iglesia Unida Metodista lograron pagar la fianza de Raúl. Pero por lo general, se pagan con donaciones hechas entre todas las iglesias y organizaciones de fe agrupadas en CLUE.

“En total, CLUE ha logrado pagar las fianzas de alrededor de 20 inmigrantes, sobre todo refugiados”, explica el pastor.

“Cuando son fianzas de entre 1,500 hasta 5,000 dólares se pagan en efectivo, pero cuando superan esa cifra, se recurre a compañías afianzadoras”, dice.

Observa que las peticiones para pagar fianzas son hechas por organizaciones lucrativas, agencias legales o directamente por los detenidos como ocurrió con Raúl que les llamó por teléfono. “El vio nuestra información en La Opinión, nos contactó y pudimos ayudarlo”, explica.

Por otra parte, al menos tres iglesias de CLUE han abierto sus instalaciones para ofrecer un techo a los refugiados. Estas son la Iglesia Episcopal St. Luke de Long Beach, la Primera Iglesia Unida Metodista de Fillmore y la Iglesia Congregacional Menifee de Riverside.

También varios pastores como Torres, Montalvo y Ada Valente han abierto sus casas para darles refugio temporalmente.  “Hemos recibido entre ocho y diez refugiados en iglesias y casas”, explicó.

“Cuando son familias es más difícil encontrarles un espacio donde vivir que cuando son solos”, dice el pastor.

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