Incapacitado por un crimen logra certificación policiaca y está en vías de obtener la visa U
Por muchos años buscó que se la dieran, pero no la conseguía hasta que pidió ayuda de un abogado de migración
Alejandro Carrillo sufre de escalofríos y tiembla al recordar el momento en el que un balazo lo condenó a vivir en una silla de ruedas por el resto de su vida. Pero de esta tragedia que sufrió en el año 2010, algo bueno se ve venir, la posibilidad de tener un estatus migratorio en Estados Unidos.
Esta semana, el inmigrante mexicano recibió la certificación policiaca, requisito fundamental para solicitar la Visa U que se otorga a las víctimas de crímenes violentos.
“Me siento feliz porque estoy viendo una luz al final del túnel”, dice Alejandro de 30 años de edad.
Él nació en Guadalajara, México. A los dos años, sus padres lo trajeron a Los Ángeles.
La fiesta de la tragedia
A los 21 años, su vida cambió para siempre. Era el 2 de mayo de 2010 cuando se organizó una fiesta en su casa en el área de Mid-City de Los Ángeles. “Como a las 12 de la noche, hubo una pelea afuera. Unos siete u ocho pandilleros estaban golpeando a un amigo. Yo me metí a tratar de apartarlos”, recuerda.
Pero empezaron los botellazos. A Alejandro le tocó uno y comenzó a sangrar profusamente. De repente, alguien sacó una pistola. “Yo vi a un hombre empuñar una arma y apuntar. Doblé el cuerpo para protegerme, pero me alcanzó a dar. Después ya no supe qué pasó. Perdí el conocimiento”, dice.
Alejandro cuenta que despertó en una cama de hospital conectado a un montón de tubos. “Lo primero que hice fue preguntar qué día era. Ya era 7 de mayo. Llevaba cinco días dormido”, narra.
Después le explicaron que un balazo le pegó abajo del brazo derecho, atravesó el pulmón, afectó la espina dorsal y le quedó a dos pulgadas del corazón.
“Pasé dos meses en el hospital. Regresé dos años después a una cirugía de emergencia después de que sufrí una caída. Ahí fue cuando me dijeron que no iba a volver a caminar”, dice sin parar de temblar por los nervios de revivir el momento, como si sintiera muy frío.
Fue una noticia devastadora. “Me deprimí y me estresé mucho”, dice. Él era quien apoyaba a su mamá con su trabajo de cocinero. Ahora es su madre quien lo tiene que cuidar a él.
Su estatus indocumentado complicó su atención y cuidado médico. “Me dieron un Medi-Cal limitado y no pude recibir ningún otro tipo de apoyo”, cuenta.
Intenta obtener la Visa U
Fue su hermano quien le dijo que él podía calificar para una Visa U, el beneficio migratorio que el gobierno estadounidense entrega a las víctimas de crímenes violentos.
“El problema fue que durante dos meses estuve yendo a la División Suroeste de la Policía de Los Ángeles, y nunca pude hablar con el detective que llevó mi caso”, dice.
Este año decidió ver a un abogado en migración, y tocó la puerta de las oficinas de Eric Price.
La semana pasada recibió la certificación policiaca. “Me siento con esperanzas”, admite Alejandro. Y revela que su mayor deseo es regresar a la escuela. “Me gustaría estudiar programación y dibujo, trabajar, ser independiente y tener un lugar propio dónde vivir”, confiesa.
Pero sobre todo, dice que quisiera salir de las sombras en las que vivido durante 28 años. “Son muchos años de sentirme como un ciudadano de segunda clase. No solicité DACA – la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia – por temor y desconfianza a que me fueran a deportar”, admite.
Alejandro sueña con convertirse en residente de Estados Unidos para viajar y buscar ayuda en otros lugares para su condición médica, pero también quiere tener voz. “Me gustaría poder votar y contar con una voz política”, externa.
El abogado Eric Price dice que obtener la certificación policiaca para probar que alguien fue víctima de un crimen es más complicado con el paso de los años. “Es posible que los expedientes se puedan destruir. Entonces el trabajo del abogado consiste en encontrar maneras creativas para dar con los archivos. Por eso mi recomendación a quienes son víctimas de crímenes es que soliciten la certificación policiaca cuanto antes”, señala.
Reconoce que la ley de California SB 574 que entró en vigor en 2016, la cual obliga que las agencias policiacas certifiquen que un inmigrante fue víctima de un crimen y que ha cooperado y ha ayudado a los agentes, ha facilitado mucho la entrega de las certificaciones.
“Lo que pasaba antes es que con frecuencia, las agencias de policía no respondían o no estaban muy dispuestas a apoyar a los inmigrantes con sus peticiones de certificación para una visa U”, expone Price.
Eso fue lo que le pasó a Alejandro, quien nunca obtuvo respuesta del detective para obtener la certificación policiaca.
Lento proceso
Pero ahora que ya está legalmente comprobado que el muchacho fue una víctima del crimen, que sobrevivió y está imposibilitado para volver a caminar, el proceso para la visa U se ha iniciado.
“Lamentablemente el proceso será lento. Se tomará unos cinco años, porque cada año se otorga un número determinado de Visas U. Así que tendrá que ser paciente, pero al final va a tener su Visa U, y tres años después podrá solicitar su residencia, dos años más tarde su ciudadanía”, indica el abogado Price.
La Visa U es una poderosa arma a favor de miles de personas sin documentos que han sido víctimas de un crimen violento en Estados Unidos, recalca.
Muchos de los delitos o crímenes violento no caducan, y así hayan pasado más de 20 años, pueden ser utilizados como principal argumento para la Visa U, subraya.
La Visa U, agrega Price, es una forma legal de regularizar la situación migratoria, ya que perdona incluso que el inmigrante haya entrado al país sin documentos.
Alejandro lleva ocho años con la misma silla de ruedas, que no es de su tamaño. No ha podido adquirir otra debido a la falta de recursos. Quién desee ayudarlo, puede llamar a las oficinas del abogado Price, al 213-995-6655.