Algunas plantas reviven en las zonas quemadas en las montañas de Santa Mónica
Lluvia ayudan a reestablecer la flora en áreas arrasadas por el incendio Woosley
Al menos dos especies de plantas han sido avistadas en las montañas de Santa Mónica después de que el incendio Woolsey arrasó casi 100,000 acres. Eso es bueno y malo, dicen los biólogos del Servicio de Parques Nacionales (NPS).
La buena noticia es que la yuca chaparral (Hesperoyucca whipplei), una yuca nativa conocida por su aspecto dramático y dolorosas hojas como cuchillos, está volviendo en todos los alrededores de las montañas de Santa Mónica. Pero igualmente floreciente es el carrizo grande (Arundo donax), conocido como una de las peores especies invasoras a nivel mundial. Esta planta invasora odiosa y perniciosa tiene fuertes impactos ecológicos y es difícil de matar porque tiene una estructura subterránea muy profunda.
Por lo tanto, no hace falta decir, “es bueno ver la yuca, malo ver el Arundo”, según John Tiszler, un biólogo supervisor de plantas del NPS que ha trabajado en el área recreativa nacional de las montañas de Santa Mónica durante 22 años.
“La yuca representa las posibilidades positivas de lo que puede suceder después de un incendio y el carrizo representa lo negativo. El carrizo es conocido por su prolífica brotación después de los incendios”.
La cantidad de lluvias, no sólo durante esta temporada, sino en las subsiguientes, y la sequía continua, son la clave de si los visitantes verán las montañas de Santa Mónica como lo fueron una vez.
“Necesitamos esperar y ver cuánta lluvia viene y en qué patrón entra”, dice Tiszler. “Si conseguimos la cantidad justa de lluvia y en los patrones correctos, no hay ninguna razón por la cual no podemos esperar ver una buena regeneración de las plantas nativas. Si las lluvias son insuficientes o llegan en patrones incorrectos, es posible que no veamos la respuesta de vegetación nativa esperada y que pueda abrir una ventana para la explotación de estas áreas por mostazas no nativas, pastos y cardos que en última instancia podrían ser perjudiciales e inhibir la la respuesta de la vegetación native”.
Muchos de los robles del parque – robles del valle y robles vivos – fueron quemados por completo por el incendio.
Queda por ver si en última instancia morirán o se revivirán con las lluvias invernales. Los científicos del parque dicen que no todas sobrevivirán, desafortunadamente. Hace una diferencia cuán profundamente la quemada entró al árbol. En este ambiente de sequía los que tienen más promesa de supervivencia pueden ser los que tienen el mejor acceso al agua.