¿Conoces la historia del increíble vehículo Antartic Snow Cruiser perdido en la Antártida desde 1939?
Al gobierno americano le pareció buena la idea de poder conquistar el Antártico, pero los científicos subestimaron a la madre naturaleza y la ingeniería automotriz de aquel entonces mostró muchas fallas
En un intento por expandir el territorio norteamericano y colonizar tanto del mundo como fuera posible – lo que en aquel entonces seguía siendo una práctica muy común para los países más desarrollados – el explorador y científico estadounidense Thomas Charles Poulter diseñó en 1939 un vehículo inusual que fuera capaz de atravesar dunas de nieve, resistir frías tormentas y no resbalarse en el helado piso congelado de la Antártica. ¿Por qué?
Apoderarse de nuevos territorios todavía era un un símbolo de poder en aquel entonces, y no se podía descartar la oportunidad de poder tomar minerales, e incluso petróleo, o otros recursos de tierras nuevas y vírgenes.
Así que el científico, quien tenía el apoyo de La Fundación de Investigación del Instituto Armado de Tecnología, presentó a las autoridades de Washington una oferta que ellos no podrían rechazar: conquistar la Antártica.
Y fue el 24 de octubre de 1939 que un gigante vehículo rojizo de aspecto inusual salió de la Pullman Company, en el Sur de Chicago, rumbo hacia el Boston Army Wharf: su primer viaje de 1,020 millas.
Después de tres días y algunas averías, el Antartic Snow Cruiser (como se le bautizó al auto explorador) fue transportado en barco hacia la Antártica para empezar su expedición el 15 de noviembre de 1939.
Desde su llegada a la Antártida, el vehículo mostró señales de fallo, no estaba preparado para lo que venía. Se dice que una llanta se ponchó poco después de bajar del barco.
El vehículo medía más de 55 pies de largo y 19 pies de ancho, tenía que ser lo suficientemente grande para transportar a la tripulación (de cinco personas) que también viviría y conduciría sus experimentos allí.
El monstruo pesaba 75,000 libras y alcanzaba una velocidad máxima de 30 millas por hora. Sus llantas medían el doble de una persona: 12 pies, las de tracción.
Lamentablemente, su viaje más largo no duró más de 92 millas y éste vehículo, que en aquel entonces costó $150,000 ($2.8 millones con la inflación actual), fue abandonado y enterrado por la fría y solitaria nieve. Sin embargo, en 1958 un equipo de excavación dio con su paradero: éste estaba enterrado en toneladas de nieve. Pero el Antartic Snow Cruiser se tuvo que quedar allí, con los mismo objetos y pertenencias de la tripulación que lo abandonó.
Hoy en día no se sabe nada de su paradero. Algunos creen que los rusos lo tomaron durante la Guerra Fría, pero pudiera también haber caído al fondo del océano o estar miles de millas debajo de la nieve.
De su existencia solo quedan récords, fotos y la historia del monstruoso vehículo de exploración que fue vencido por la madre naturaleza.