Editorial: Volver a la escuela
Para justificar sus arranques y ocurrencias, Trump inventa peligros y desecha otros
En cualquier lugar es preocupante cuando el presidente le dice en público a sus jefes de inteligencia “que vayan la escuela” cuando estos hablan ante el Congreso sobre las amenazas mundiales. Pero en Estados Unidos, la mayor potencia mundial, es solo un día más en la administración de Donald Trump. Eso es precisamente lo que dijo en su “tuit” diario.
A esta altura es tentador descalificar la diferencia de pensamiento entre la comunidad de inteligencia y Trump como otra tontería del Presidente. Ya parece ser costumbre que las agencias federales corrijan sus afirmaciones que demuestren ignorancia. O corran a buscar evidencias para demostrar algo que la Casa Blanca recién inventó y que no tiene asidero en la realidad.
Hace unos días la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica corrigió a Trump diciendo que la “tormentas invernales no prueban que el calentamiento global no existe.” El Presidente, que “no cree” en el cambio de clima, había tuiteado supuestamente en broma que “por favor regrese rápido (el calentamiento global), lo necesitamos”.
En el otro caso, los mandos de la Patrulla Fronteriza ordenaron a sus agentes correr a buscar casos en donde alguna inmigrante fuera atada y amordazada por el “coyote” que la trajo. Es un caso que Trump repite incesamente en su argumento para levantar una barrera fronteriza. Hasta hoy lo único que se halló fueron escenas sospechosamente similares en una reciente película.
Pero esto no es chiste.
Estas incongruencias, que por lo general minan la credibilidad del Ejecutivo, son devastadoras cuando llegan al terreno de la seguridad nacional. Así ocurrió con los testimonios de los directores de la CIA, el FBI y la Inteligencia Nacional.
Con anterioridad el Presidente había criticado a los servicios de inteligencia por decir que Rusia intervino en la elección presidencial que lo llevó al poder. En ese momento les recordó lo equivocado que estuvieron cuando dijeron que en Iraq cuando dijeron había armas de destrucción masiva.
Para justificar sus arranques y ocurrencias, Trump inventa peligros y desecha otros.
Según él, Irán está violando acuerdos nucleares; el Estado Islámico fue derrotado en Siria; se puede confiar en un posible desarme nuclear de Corea del Norte y finalmente a Vladimir Putin hay que creerle cuando dice que Rusia no interviene en elecciones ajenas, solo porque lo dijo.
Las agencias de inteligencia dicen todo lo contrario.
Y la gran amenaza fronteriza que advierte el Presidente, estuvo ausente en la presentación ante el Senado.
Es inquietante que un momento de crisis el Presidente confíe más en sus instintos o intereses privados que en la información que recibe. Es desconcertante y peligroso depender de decisiones tan impredecibles como irracionales.
Ignorar o burlarse de las actitudes de Trump se convirtió en una costumbre. Craso error. Es grave y preocupante, viniendo de quien tiene la capacidad de iniciar guerras y al alcance de sus dedos, los códigos para usar armas nucleares.
En esta situación nos preocupamos quién, realmente, tiene que volver a la escuela.